lunes, 29 de diciembre de 2008

A solateras por Navidad


Sola. Lo que se dice sola de sola. Que tuvieron un pollo, pero pollo gordo. Y es que es lo que tienen las Navidades, que no te ves nunca y en la cena te acuerdas sin esfuerzo alguno de porqué nunca no te ves: ¡porque no te soportas! Mum y servidora mismamente. Estaba yo haciendo unos blinis con salmón ahumado que me sale riquísimo cuando me dice irónica ella: “Tienes las puntas abiertas y el cardado demasiado esponjoso. Ah, y lo estás metiendo en la nata agria. ¿Forma parte del acompañamiento?”. No llegamos a la mesa. Que si la quería matar porque sufre de anisakis. Por mí, como si se le para el corazón. Nos enzarzamos en el pasillo. Calva, la dejé calva. Pues Tita, Tita igual. Me llamó para contármelo. Que ni a casa por Navidad como el del turrón de El Almendró. Que Borjita se ha cogido un globo que no veas porque ya lleva tres sesiones de paternidad y, ella, que es genetista frustrada, como Mendell el de los guisantes, no lo ve claro y no lo ve claro. Total, que el niño está como un monito y el otro niño, o sea, el bebé, según ella, procede de un señor de Murcia. Un no parar. Ya le he dicho: “Tita, cari, que se nos va a quedar ciego el muchacho...” Le dio asco, la verdad, pero sigue en sus 13. Pero, pa’ mala idea y disciplina como un sargento de la Guardia Civil con bigote, porque tiene bigote, espeso y poblado, Blanca. Qué te voy a decir que no te imagines. Se le ha puesto el moño tieso y menudo genio. Más genio que tetas que, ya es decir. Que nadie le pone en entredicho, que ella se pone nippels y tacón cubano pero que es una señora con mechas como Dios manda y el pelo fosco de mujer madura inclusive, y que le pega dos chufas a quién se le ponga por delante y no se le mueve ni un grumo de colágeno. Resumiendo, unas Navidades durísimas ha pasado Tita. Menos mal tiene paga extraordinaria en el Patronato del Museo porque es que yo la veía liada con las compras y el gloss me dije: Ésta es capaz de empeñar el Rapa Nui ése por un suje, de La Perla, pero suje a fin de al cabo. Yo, que lo he sabido, porque las amigas lo sabemos todo y no somos como Isabel Preysler que te abandona por una fiesta de nada con Carlos de Inglaterra, me la quise llevar al estreno de “El lince perdido” donde ella se podría haber entretenido entablando conversación con Elvira Lindo o con Antonio Muñoz Molina que son como intelectuales y llevan zapato plano y combinan tergal con terciopelo haciendo aguas pero, hija, que no hubo manera. Que no y que no y que no. Ella, con la perra de que podría haber mandado un Chrisma royal style con todos sus niños vestiditos de domingo en plan “Soy infanta del Arte”, o sea, con Borjita y con sus niñas nuevas que a mí, personalmente, me dan miedo. Las he visto en foto, la verdad, pero eso de que no pestañeen me genera desconfianza. Muy pesada, así como te lo cuento. Bastante tengo yo con que Paris (Hilton), con eso de que le han robado en su chalete de California, todavía no me haya podido chivar el régimen de adelgazamiento de Britney Spears que de pasar de estar pedo tol’ santo día, con un acné rollo paella que eso pasaba de virulento, y unas extensiones de nylon, ahora está reposada, tiene el cabello espeso y rizado y una tez de porcelana. Como la de Isabel gracias a Porcelanosa. Alicatada en Londres. ¡Viva el fotoshop y esos genes que Tamara y Anita me vuelven loca! Loca. Tamara for president, reina, ministra, lo que sea pero Tamara ya. Punto. Está bonísima. Seguro que el tiempo que estuvo en Francia se hizo el nuevo tratamiento rollo peelling que me contó mi íntima Teresa Zueco que reside en París y que allí hace furor. La semana que viene, te cuento. Es que ésta, se me ha casado y todo gira entorno a ella. La que viene cuando vuelva a girar entorno a mí, te doy detalles.

Las cejas claras y el chocolate espeso


Me siento perdida. Desorientada. Me dejas ahora mismo la melena en pantalla y un perfilador labial y tengo el mismo rictus que Raquel Mosquera, la pobre: mirando a la lontananza subrayando así lejanía y profundidad con la marca antracita de un eye liner. Lo que es la vida y los sentimientos... Las emociones y la mascara waterproof son como los apellidos compuestos. Sonoros, imperecederos, legendarios... Y mi sino en la lista de las mejor vestidas de Hola! va por el mismo camino pero anteponiendo a estos adjetivos el término “fracaso”. ¡¡¡Me cagüen to’ lo que se menea!!! ¡Mira lo que te digo! ¡Ay! ¡Que me pongo loca! ¡Que me pongo loca! (¡Zas!) Siento haberte dado con la mano vuelta, cari. Te pones en la cara una bolsita de guisantes congelados y punto, pero ¿Y mi corazón? ¡ Es que ¡ni un pie de foto, ni una negrita en cuerpo 7! ¡Nada! ¡¿Pero si contraté a una familia de rumanos para que mandaran mensajes de texto durante 12 horas con 20 minutos para el bocadillo y bajo la amenaza de acusarles de ser víctima de sus robos y extorsiones cual María José Cantudo antes de escupir pelos!? Al final, la Cuevas e Isabel vuelven a encabezar el ránking porque, evidentemente, valoran su ingesta indiscriminada de bombones sin menoscabo de su figura, porque si no, no me lo explico. ¡Si te digo yo que se le ocurre a alguien enumerar a las que mejor les nace el flequillo desde la nuca y también la lideran! Hay que jod... Quise sacar el tema con Laura Ponte en los 120 años de Ron Brugal pero, nena, ella, entre que ha diseñado unos zapatos de serpiente en azul Pacífico y que es discreta la muchacha, no estaba por la labor, que le ha dado por bailar como una peonza en ambientes futuristas y no atiende a razones, me contó. En Charada, su local de referencia. Yo le recomendé blogs de tendencias para que viera que soy moderna aunque me quedara muerta con el cuadrito que había pintado Oscar Jaenada para el aniversario, que una es moderna pero su vida interior es más esquemática. Total, que entre mojitos, nos dieron las tantas. Ella con sus coreografías y servidora con sus estilismos. A veces, una mujer inteligente y preparada necesita también de estos momentos superficiales, frívolos si quieres, y más, con las cosas que están pasando en el mundo: la hermana de falda por la rodilla, medias para la circulación y zapatos con punta cuadrada y tacón cubano de Alaska ¿dónde está la ONU cuando se la necesita?; las ganas de expresarse de la Duquesa de Franco cuando ¿dónde está el derecho a la no expresión?; Israel Bayón y Rosauro desafiantes con la A de Andina al viento en el estreno de Nacho Cano y Risto Mejide con la A de gafas ahumadas vivo aún; o la amenaza terrorista internacional, con el frente afgano mismamente en las Primptemps de París... Y de esto último he sido casi testiga: Antonio Fournier sufrió en primera persona este desagradabilísimo percance mientras buscaba una pluma Dupond para su encantadora esposa Ioanna. Fue aterrador, máxime cuando pasó de disfrutar horas antes de un espléndido baño reparador en la piscina del Ritz a verse así, en la calle, sin rumbo y sin orientación y lo que es más, sin su compra. Yo me voy a Aganistán y me cago en la frontera. Te lo digo así. En fin, que no daba crédito ni al relato ni al delicioso ágape con el que me agasajó ni a una pareja más rubia y más estupenda... Va a ser que necesito más tono trigueño... ¡Ya lo tengo! Necesito las cejas albinas de Bimba Bosé en la apertura de Belstaff, rollo replicante. Nena, agarra el H2O2 que vamos a hacer historia.

Adiós al Albéniz


Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar». Recordaba resignada servidora las palabras de Jorge Manrique, cejijunta y mirando a lontananza cuando, de repente, otra verdad tan gorda como la mía me sacaba de mi ensoñación. «¿Que cómo estoy? Pues jodida, y con ganas de coger una metralleta». Era la actriz Pilar Valero.
Otra manera de afrontar los desenlaces. Más drástica y violenta si quieres, pero igual de artística si tenemos en cuenta que, con esa melena dorada al viento y su capa roja, parecía Gena Rowlands en una versión gore de Opening Nights. Y es que, cada mujer es un mundo. No nos podemos dividir, aunque moi siempre haya apostado por ello, en mujeres estupendas de rimmel waterproof antracita y las pobres penosas del rimmel transparente. La vida me enseña cada día que las féminas somos como diamantes multifacetas y frente al Teatro Albéniz, que la realidad puede cortarnos con sus aristas.
Corrían las 18.55 horas cuando un grupo de señoras como Dios Manda pero amantes del arte -es decir, con nuestros visones pero aderezados con bufanda multicolor, gorrito de lana y zapato plano- enarbolábamos la bandera de las artes frente al yugo de las inmobiliarias, que no del inmovilismo que, para eso estábamos nosotras, para movilizarnos, con pancartas, zambombas, zampoñas y botellita de anís.
Dos horas, y el coso teatral bajaría el telón, apagaba sus luces y sus paredes guardarían los últimos aplausos. Concluía una era, aquélla en la que bajabas la calle Preciados quemando tarjeta y dando placer al cuerpo y subías la calle de la Paz relajando espíritu y mente en el patio de butacas del teatro.
El contrato de alquiler de la Comunidad se finiquitaba anoche y el centro del Canal ocupará ahora su corazón y sus desvelos dejando esta sala, de titularidad privada, ante un futuro incierto. «La pasionaria. No nos moverán», ésa tendría que ser la obra que tenían que estar poniendo... Por cierto, ¿queréis un chicle, chicas?».
María José Alfonso, que necesitaba sorbitol para sobrellevar el drama, un paraíso artificial como cualquier otro para amortiguar el dolor. Todas lo necesitábamos. La vida es sueño en cartel, con versión de Pedro Manuel Víllora, le debía de parecer un frenesí, una ilusión inclusive cuando los ánimos eran más del tipo: «Hay que joderse con la especulación». Según me comentó Eva Aladro Vico, hija de Teresa (Vico) y una de las líderes de la Plataforma en Defensa del Albéniz, «el espíritu del teatro, de la cultura, está en peligro» sin que las instituciones públicas hayan hecho nada para remediarlo, incluyendo a mi Alberto Ruiz-Gallardón por cuyas venas corre la sangre del insigne músico que da nombre a la sala.
Del cierre del teatro, si el recurso ante el Contencioso Administrativo no prospera y lo impide, pasaríamos a la demolición y a la posterior construcción de un centro comercial y unos pisos de lujo. «Con el siglo XXI comenzó nuestra lucha...», me relataba Eva sin darse cuenta de que acaba de despertar en mi interior otra, una guerra sin cuartel diría yo.
Pancartas
«Centro comercial, lujo, hummm...», retumbaban las Campanillas de la cercana Cortilandia en mi bien cardada cabecita. Pero no. Mi amor al show bussines era ayer todavía -porque nunca podré decir «de este agua no beberé»- mayor que mi adoración por Amancio Ortega, Isidoro Alvarez y los señores Hennez & Mauritz y volví a sujetar la pancarta que decía «Salvemos al Albéniz» y a ajustarme mis chapas en zarcillo de «Nosotros (corazón) el Teatro Albéniz».
Las cámaras no se hicieron esperar y cómo serán las ondas hertzianas que llegaron hasta el Altísimo y nuestras plegarias fueron atendidas. Minutos antes de que dirigiera mis Farrux hacia casa con el fin de escribir una sentida necrológica, recibí la feliz noticia. Que una empresa privada está interesada en hacerse cargo del teatro y, tras una reforma, convertirlo en un teatro para musicales. «Si lo hacen bien, Ana, y son listos para programar, será un éxito y Esperanza (Aguirre) lo va a lamentar», me dijo Aladro Vico... Y yo que pensaba que en la adversidad, la persona se salva por la esperanza...

jueves, 18 de diciembre de 2008

"A" de "A ver qué me pongo"

No me quiero ni imaginar cómo debió ser la tarde de Paulina Rubio eligiendo modelo para el estreno del último espectáculo de Nacho Cano A, como la A de Amor, o la A de Arte, la de Agua o, incluso, la de Anda Salero o (H)Ay que joderse. Pero que, a lo que iba, que el espectáculo, divino, que en Nueva York ya se lo quieren comprar, pero la tarde de Paulina, una traca. Porque es lo que tenemos las que medimos 0,90 centímetros. Que mucho armario pa’rriba, mucho armario pa’bajo, te pones como un pollo en rifa y, al final, llega una (véase Blanca Romero) con un metro más que servidora y una camiseta de lycra y está estupenda y Paulina, la pobre, pasando con más pena que gloria pese a llevar el PIB de Burundi encima. Vale que la “pena” de Paulina era un total look de Chanel y cuando digo total look, enumero: medias (en bicolor y con logo), zapato -con un tacón para el que hacía falta una escalera-, mini bag acolchado -el clásico con cadena trenzada dorada- abriguito trapecio y pahsmina gris topo. Pastón pero pufff... Pau, cari, con mis manos sobre mi tailleur de Cocó que es lo más sagrado, no eres Carla Bruni... Y eso que le quedaba fenomenal el conjunto con su melena rubia natural acentuada por una buena mecha y que hubiera sido ideal para un Chejov o un Strinberg pero, para un musical, le faltaba una lentejuela. No sé. Necesitaba un broche como Nacho Cano, que es manejable y luce un montón. En cambio, a Mabel Lozano le sobraba todo. El estampado, la piel morada, los bolsillos de cangurito... Y a Miguel Ángel Muñoz, la corbata azul pavo combinada con camisa por fuera que, eso tiene un nombre y es: terrible. Me dio hasta susto, no tanto como Fonsi Nieto con un trench que amenazaba con abrirse en plan exhibicionista de lo ajustado que lo llevaba pero casi tanto como el tándem Israel Bayón/Rosauro que son como los hermanos Malasombra.. Anda, ahora que me doy cuenta. ¡Vanessa Lorenzo llevaba las mismas gafatas que Valentina, la de los Chiripitifláuticos! Y dónde va a parar Vanessa, mucho más mona, rubia, con botaza, neoyorkina... Y Daniel Écija como el Capitán Tan pero con labios súpercarnosos. A Javier Hidalgo le falta algo así, de labio, digo, porque novia y de Supermodelo, vuelve a tener...

El drama de vivir en la almendra central

Esteticienne, querida, cómo envidio lo tuyo. Lo de vivir en el extrarradio. Yo, hija, con esto de ser pura almendra central, no hay día que no tenga visita. Y con qué perras. Paris se cogió una el martes... Madre del Amor Hermoso... Ya le dije yo: “Paris, cari, que pareces una niña envejecida” y Mum, que es como una urraca cuchicheando por detrás, decía “Porque lo es, porque lo es”. Ay, mira, de verdad. Unos lloros. Unos mohínes. Una tontería. “Así, no, eh?!!!” ya la puse firme. “Mira, Paris, yo encantanda de que te tomes un sunny delight conmigo y unos anacardos porque somos amigas y nos queremos como hermanas –porque a Nicky no la tenemos en cuenta... Que es un poco gorda- pero esto no se lo aguanto yo a nadie, darling. Que te vas a poner mala...” Y ella, otra cosa no, pero como a profesional del photocall no la gana nadie, escuchó mis consejos de íntima y, después de tres horas pintándonos y peinándonos, que nos relaja la vida y los esfínteres, echó un pis y se volvió a bajar al Palace y terminó con sus moñeces. Y tenía razón eh? Tenía razón. Que le sacaron un preservativo en la rueda de prensa. ¿Tú te crees? Hay que tener mal gusto... Y se ofendió porque, a ver, una cosa es que ella enseñe sus tetillas en el youtube que eso no lo ve nadie pero. que a una señorita, vale, envejecita, pero señorita. le saquen un condón y le hagan bromas sobre cómo se lo pone... Mira, ¡que se lo ponga tu madre, Concha Garcia Campoy e Irini Timochenko! ¡Hombre, por favor...! Ya te digo que, Paris, con esto de que tiene memoria de salmonete, o sea, tres segundos de retención, se le pasó en seguida, con su wrap dress de Dianne Von Fustemberg y pintándose en cualquier espejo y/o cristal y/o retrovisor. Pero tiene un pronto, ojo qué pronto... No quería ni wrap ni wrop. Tuve que salir a comprarle unas deportivas y una sudadera en Playlife, dado que es genuinamente americana, y Martina Klein, que estaba allí de dependienta en la inauguración, me atendió divinamente... A veces, Paris, me recuerda la muchacha a la Duquesa de Alba que recorrió la calle Atocha dando puñetazos al aire. Con la melena igual de oxigenada pero con planchas, eso sí. Se lo dije. “Estás igual que Caye” y eso la tocó, la tocó... Y es que Caye está harta de que su novio cueza y no enriquezca, o sea, que no le dé un vástago... Te digo yo que qué vicio. Cuando mum se piró con un cubano rollo Tony Hernández, aquel muchacho que le robaba el gloss a Sara Montiel, le compré un pincho para ganado porque estaba todo el santo día como un conejo y el electroshock me dio unos resultados buenísimos. Se le pasó la cluequez. Eugeñita tiene dos opciones o eso o meter a su madre debajo de un cajón, como a una gallina. Con cluequez, claro. Y a Fran Rivera con ella, si me apuras, a ver si deja de fruncir el ceño, que entre los ojitos juntos, la ceja espesa y la nariz larga es igualito que Alf el alienígena aquel de los 80 pero, con unos relojes Versan ultrasiderales que son la bomba, con minuteros, cronómetros, pantallitas... Y si nos ponemos a enjaular, a Vicky Martín Berrocal le hacían un favor. Me pone mala con su mirada turbia y su bronca o no bronca con su ex. Ay qué rollo. Que si está con Fran. Que si no. Que si Israel Bayón le gritó: ¡¡llevas bolsos de polipiel!!! Que si Maria José Cantudo escupe pelos... La pobre. Los robos. Los nervios. Pero, iImagínate que el que te escupe es Jim Carrey, con esa megaboca... A mí, te digo mi verdad, antes del jueves me habría dado una asco, pero asco-asco, ahora ya no sé qué decirte. Callado y sin muecas, Jimmy, te confieso, es todo un amor. Y con el culo en su sitio, eh? Casi casi un Men’s Health.

Entre estrellas anda el juego

Nico?! Nicolasa?! Oyes?! Estás ahí, Nicolasa??!!! Bonita, cariño, que soy yo, Ana. Que me ha dicho Mummy dearest que me has llamado. Anda salero, que pasaste el otro día por mi portal. Sí, sí. Por el estreno. De “Australia”. Sí. ¿Te ha quedado bonita? Cómo m’alegro, cari. Pues, que no me enteré, reina, que no me enteré. Que estaba liada con el libro de Alfredo Landa, que eso es como un raticida hecho libro y él, no sabrás quién es claro, pero, para que tú te hagas una idea, es como el ángel exterminador pero rechoncho y con los ojos como pulgas, y que, hija, que no me enteré. Estaba enfrascada en mi lectura. ¿Cómo? ¡¿Que te han dicho que me fui a ver a Scarlett?! Mira, qué la gente es mala. ¿Quién te ha dicho eso? ¿Quien? A ver, ¡dime! Paz Vega, como si lo viera... No puedo con ella. No puedo. Y no puedo con los chismes. Qué fácil es criticar. ¿Tú te crees? Se depila la ceja rollo vamp y ya se cree alguien. Chismosa, que es una chismosa. Mona es mona pero, aún la queda mucho para estar como tú. Aún se vislumbra en ella su etapa 7 Vidas y, en cambio, a ti, de Calma Total no te queda ni una peca. Reina, te juro con la mano sobre Chanel que es lo más sagrado, es que me llamó la muchacha al móvil. Scarlett. Sí. Y no sé qué me dio, como lo suyo era solidario, del cáncer, de Sandra Ibarra, que me dio cosa. Y con esos jamoncitos y esa tetilla turgente más, que tú ya sabes que las personas con problemas de sobrepeso me dan pena, y como contigo, las cosas como son, hay confianza, Nicolasa, darling, pues eso, que me fui con ella. Es un amor Scarlett y tiene una voz sugerente, profunda, con temple, parece que se ha tragado a una actriz de los 40, de hecho, le flipa parecer mayor. Demasiado. Además, entre que tú te vas al rancho de Sydney que es como si te fueras a donde Cristo perdió el gorro y entre que estás acompañada de Huck Hackman que, a mí, me molestas teniéndolo a él acolgajado del bracero y, bueno, te mando a freir espárragos o ñame o lo que se fría en Sydney, nena, la verdad, que con tu ajetreo no esperaba que te pusieras así, como una hydra, rollo tus guardaespaldas... No, reina, perdonada quedas. Perdonada. Pero oye, que tú no eres la única que vive por y para el botox. ¿Sí? Ahhh. Pues me pillas haciéndome la coiffeur y botulimizándome viva que yo no sé si, para la próxima me aprieto una latita de berberichitos en salsa americana caducada en el 92, como Cobi, y que me dé un botulismo que me quede tiesa. Es que, te cuento mi verdad. Que estuve en la inauguración de Miu Miu y me quedé muerta. Por todo. El italian luxury que me subyuga. Sub-Yu-Ga. Ay, Nico, si leyeras más biografías destroyer, no tendrías estas lagunas. La de Junior, Pepe Sancho, Landa... Que ¿qué había? Unos bolsos, unos tacones joya, unos tops de pedrería... Me faltaba el aire. A Aldo Gotti, worldwilde director marketing manager de la firma, cuando vio a Ariadna Gil estoy convencida de que también. Ni se peinó. Ella, con su mirada de párpado gordo cree que lo tiene todo hecho. Y no. Menos mal que apareció Nadja Nimri con un abirgo de lana rizada, Laura Ponte con su look Lacroix o Elena Anaya, en fucsia, y se nos pasaron todos los males. A él y a mí. Cómo estaría Nicole, que a puntito estuve de pedirle a Sergi Arola una empanadilla. Es que un frito me da la vida. Y él estoy convencida de que lleva una freidora en la moto. Fríe, conduce y asiste a fiestas. Todo a un tiempo. Me encantan los hombres así. Polifacéticos. Por cierto, ¿el tuyo sigue alisándose el flequillo, ¿no? Hugo Silva también. Lo vi en Otrotipo, party black & white de una revista, y confirmé que es tan atractivo como borde.

Esperando mano sobre mano

Estoy esperando que me llame. Esperanza. Me debe un llacu. Que me tiene qué contar. Qué fuerte. Cómo debió ser aquello. Tiros, sangre, metralletas... Y eso, mira lo que te digo, ella, eso se lo pasa por el forro. Menuda es. Pero, para que Esperanza se ponga un calcetín con sandalia destalonada en color hueso, debió quedar traumada. Traumada. Es mucho lo que ha llevado ella sobre sus espaldas. Mucho. Además, con calcetín nylon que salen unas durezas que pa’ qué. Es que cómo es la vida, adónde le conduce a una. Nunca sabes a qué te vas a enfrentar. Madonna, mismamente, que está con lo de la separación, te engancha al teléfono y despídete del cerrimote de plancha. Hasta a Lorena Bernal en CSI Miami te la pone verde. Y fíjate Paula Echevarría llevando flan de huevo a su suegra a la cárcel. Leche, huevos, ralladura de limón y caramelo Mandarín. Le sale riquísimo. No me extraña que en el concurso Pantene ella tuviera aspecto de llevar hasta un chicle de menta pegado en la melena, dos liendreras y una cáscara de naranja. Aparte de un vestido que ni Carmen Sevilla en el Telecupón. Mostaza y con dos volantes. Horroso. Claro, con la cabeza en otra parte. Enfrentándose a una verdad carcelaria que la supera. Arianne Artiles, en cambio, no tenía excusa. Ni ella ni sus tres pelos lacios. Que, para lacios pero con volumen en las puntas, Flavio Briatore. Departí con él en GQ pero, hija, estaba Alejandro Agag y su tripa y no había sitio para mí. Sólo para su tripa, para el lazo de Anita Aznar, que eso no era un tocado, era un tocado y hundido, y para la Gregoraci, harta como una mona de María José Suárez. Casi le da un revés en pleno escenario. Con la mirada, la estaba colgando de una teta en plena Piazza Navona. Es que no se la puede hacer sombra porque es Supervedette. Me encanta. Ya puede ir con un vestido de arpillera en gris marengo y pegado con belcro, rollo David Delfin, que ella es vedette. Como los Estopa. Estuvieron en los Premios Promusicae. Ya pueden llevar un font du teint en naranja fresquilla y colorete cereza, que los hermanos siempre tienen el cutis verde. Verde manzana. Y el ojito hundido berenjena. Tonos que combinan, evidentemente, pero nada saludables. Por cierto, ¿por qué esta gente de la canción todo se lo echa en el pelo? Rosa, Melocos… Quiero decir: esos cortes son fantasía en tijera y gomina, sin embargo, el vestuario es rollo Flores de Luna, el peliculón de Juan Vicente Córdoba, que en ese estreno había más saber y compromiso que bajo la cupulita de churretes de Barceló en Ginebra. Es decir, les mola el look Pozo del Tío Raimundo años 40 y sin agua corriente cuando, ¡hombre por favor! que estos muchachos se podrían bañar en agüita Perrier. Otra cosa es que la lavadora sea una entelequia para todos. En cambio Doña Letizia, ojo rentabilidad le saca a las prendas. Por favor, hay que decírselo. Cari, esa falda de Lorenzo Caprile rollo mantón otra vez no. Otra vez no. Que no. Punto. Vale, que estemos en crisis, que haya que ahorrar, que el tinte esté fenomenal pero es me parece una fijación loca. Loca. Como yo la tengo con los niños de Naty. Y Luisito Medina, Dios me perdone, por Patricia Conde y ésta, a su vez, por una pashmina violeta denunciable perfectamente ante la ONU. Con lo que es él para la ropa en Scalpers... Por eso, tiene novia, estupenda y rubia de verdad y Patri, teñida, es la amiga tonta con la que ser solidario. O eso, o que, en casa del herrero, cuchillo de palo. Calva estoy de saberlo. Como Pilar Rahola. Y triste, como Mario Vaquerizo. Aún no me puedo creer la muerte de Sussy Pop.

martes, 25 de noviembre de 2008

Moet, Suárez y el deseo


Ay cari tengo una preocupación… Llevo una semanita que parezco Sue Ellen en la puerta del Cortylandia. ¿Mi cabello se verá resentido por el exceso de alcohol etílico? Lo tengo en coma. Lo veo. Lo veo. No me coge la mecha como antes… Es que no hay día que no me beba mi buena botella de Möet Chandon. Mum, que es más rollo Tina de Las Grecas, porque siempre le gustó la lycra más que a Raquel Mosquera un buen bote de 5 litros de Mimosín no te vayas a pensar, dice que nos hacemos enoterapia interna. Rollo irrigaciones. Y al final va a tender razón porque yo me encuentro como en un spa mental, como elástica y transpirada inclusive. Además, en la inauguración en Claudio Coello de Isolé, un tiendón delicatessen donde comprarte un Comme des Garçons como es debido y no un trapo de cocina negro como en H&M mientras tomas un brunch con swedish bread y chutney de mango, conocí al dircom del champagne. Francesito, rubio e ideal y se me subió a la cabeza. La hormona que no las burbujas. Es que estoy efervescente, querida. Y mansa, a un tiempo. Ni ganas tuve de envidiar y vilipendiar a Sylive Van der Vaar, la nueva Mariví Beckham pero, en rubia y en combinación de Svarlowsky. Si parezco una ternerita Kobe, fíjate. Pues, ¿te puedes creer que me comí a una congénere con unas patatitas en estofado? Sí nena, sí. En la Cena de Suárez que es como la Última Cena pero en plan profano. En vez de pan y vino, compartimos rumores y diamantes, que ese es mi cuerpo y mi karma. Antes de la vaca japo, me tomé una merlucita de pincho con unas almejas, como recién pescadas por Emiliano Suárez porque esas manitas deben saber hacer de todo: unos engarces de platino, unos balances económicos, un pil-pil con su perejil y todo y no quiero seguir imaginando esas manitas en mi cuerpo que me pongo loca y él está casado… Si es que, hasta canta el muchacho. Estaba bajando el tiramisú con unos Gin tonics que son como la menta poleo del mundo analcohólico cuando se arrancó con Puccini y fue apoteósico. A me dio una perra con que me susurrara al oído el coro de los esclavos de Aida… Hija, es que mi estilismo era muy Nana Mouskouri y me lo imaginaba cual Lord Byron colonizándome tierras Helenas. Como el chico desconocido de la Infanta pero en trenza. Además, Emiliano iba de total british look. O sea, de Hackett, aunque el jueves dijera en el periódico que iba de David Delfín. Que es que reciclo. Las crónicas. De años pasados. Como el vidrio y el Hola. Así de bien enseñada estoy y Ana Botella está feliz conmigo. Naty Abascal también estaba feliz. Al día siguiente, salía para Nueva York destino Mango. ¿Con aquellos botines de infarto? Usando sus palabras: “Para viajarrr, -dijo-, voy cómoda… Pero no me pongo chándal como Isabel Pantoja” y se partió. Gran verdad. Es que el chándal de felpa no le queda bien a todo el mundo… A I.P, o sea Isabel Preysler, que la otra I.P o sea Isabel Pantoja ya sólo acude a comisarías, la ví intranquila dentro de su belleza serena. ¿Sería porque Adriana Abascal se paseaba como nueva reina por el salón? Herejía, grité! Quise creer que es que no le habían quedado jugosos los sándwiches del cumple de Tamara que está monísima. A ver. Como que me contó Tammy, con Winona Ryder y su bracito gordo delante, que su novio le había regalado un Birkin de Hermés… Y yo que había pensado, rollo ecológica, en un Lauren Bush para regalarle… Si es que soy Kobe y gallineja. Ya no me doy cuenta de que las niñas nos crecen. Y se nos tiñen…

jueves, 20 de noviembre de 2008

Las Sensaciones de Suárez


Isabel no perdía comba. Me sentía escrutada, violada, incluso, por su mirada lasciva y oriental. Notaba cómo sus ojillos afilados como alfileres prendían mis movimientos, mis aleteos de tierna mariposilla en el Paraíso de la Creación. Ligera, elegante, grácil. Mis muslos desnudos y turgentes, sólo arropados por una delicada muselina, y mis pechos, escondidos entre mis cabellos, competían en blancura con las perlas tahitianas; en firmeza con los ópalos y topacios; en sensualidad con el rubí y el oro; y en pureza con el platino y los diamantes. Entendía perfectamente a la Preysler, la verdad -Clarividencia, también. Fuerte eh?- Mucha casa, mucha casa y de negro cocktail y melena lacia. Servidora, en cambio, era como una virgen tebana recién ascendida al Olimpo de los dioses... Y ¿cómo podría sentirme de otra manera si no? Mi cuerpo ondeaba entre urnas de cristal que guarecían la última colección de joyas de Suárez: Elite, ¿Qué fuerzas de la naturaleza se ocultaban entre aquellas caras y aquellas aristas para hacerme sentir tan deseable? El puñito de Carmen Duerto me contestó certeramente: 1.) De fuerzas de la naturaleza, pasando. Aquí, lo que importan son las manitas y el exquisito gusto de quién las engarzó. Así que, carcaj de Diana Cazadora, y a por Emiliano Suárez, que está ideal con su traje de David Delfín. 2.) Isabel Preysler no te mira. La que bizquea eres tú y, por cierto, que Eduardo Punset dedique un monográfico a su cutis sobrenatural. 3). Cari Lapique te lleva llamando 20 minutos. ¿Te confunde con Nana Mouskouri? No, Cari me adora y yo a ella pero, estás en lo cierto, mi aspecto es el de la Mouskouri, que no sé si era tebana o virgen pero tenía una pinta monja pagana total. La Cortázar asintió a tanta verdad junta mientras daba un golpe de melena rollo Marisa Jordi de Borbón pero en rubio y consideré que debía darme al joyón y/o al rumor de altos vueltos. Nada de Raqueles Mosqueras y cuitas como ¿fue Mimosín o clembuterol lo que anegaba su estomaguito? Sino más bien ¿quién se acolgaja en la trenza de doña Elena? Hipótesis muchas, confabulaciones, varias, y dudas, todas....
Y si preguntaba a Blanca de Irujo que sabe de rupturas y noviazgos veloces? La vi con cabellos foscos y de poca confianza. Y a Naty Abascal? Malmetería mucho dado que es íntima de Don Jaime? No me atreví. Me impusieron sus botines con lazada coral a juego con su Lacroix. A quien le dijeras que hace dos días tenía el hígado como una piedrecita pómez... Precisamente el mismo tono que el del vestido de Adriana Abascal de Villalonga, reina por siempre de Telefónica... Aunque para regia, mundana, pero regia, ni el brocado de Hannibal Laguna de Mar Saura, ni el caderón de Terelu en plan Menina austriaca, ni la chaqueta de punto plateada de Beatrice d'Orleans o el traje azul petróleo de Boris Izaguirre: Isabel Preysler. Hasta los cámaras pedían su atención llamándole Señora. Lástima que tuviera que salir corriendo. Tenía que preparar los sandwiches y los gusanitos del cumple de Tamara porque es mater amantisima y yo no llevaba ningún tupper que prestarle... Menos mal que me quedaba la ensoñación. Y Suárez, que como París, bien vale una misa.

lunes, 17 de noviembre de 2008

En grajeas y con tono caoba


Casi me pega. Lo que te digo. En los Cosmo. Lorena Van Herde. Que le dije una verdad. Por la espalda, claro, que yo soy de decirte las cosas por detrás. Quién se iba a pensar que tenía el oído de tísica y la nariz torcida al mismo tiempo. Total, que me oyó. Que “no me gusta naaaada”, comenté. Muy vocal. Y no le gustó ni un pelo con lo constructiva que era mi crítica. Ya ves tú. Vale que servidora iba pedo. A la pilota Carmen Jordán, le llamé Pili, de Pilota. Y, por eso, me pilló. Que estaba baja de defensas e intentaba ligarme a un amigo de Maxim Huerta aprovechando que éste ejercía de buen samaritano con alguna choni a la que se le había roto el tacón en pleno photocall… Menos mal que me desquité con Cristina Piajet en Vasari interceptando su conversación privée. “Pero ¿no estaba muerta?”, te preguntarás Muriel, que eres mala, Muriel. Pues no, aunque sus puntas abiertas te hagan pensar lo contrario. Está viva y en pleno éxito. “¿Sabes que vuelven las modelos mayores? Me he quedado flipada. Tengo que ir a Nueva York... Fuerte, eh? A la vejez, viruelas”, decía la pobre expresando su verdad en forma de haiku ibérico mientras yo me fumaba un pito pelada de frío en los porches de la Maison Françcaise, con mi wrap dress de Diane Von Fustemberg, y mi bolso de Bershka. Sí, de Bershka. El mismo que le desolló las manitas a María de León en el open day de Pedro del Hierro, que me habría quedado yo a vivir en ese atellier tan bonito. Toda la colección primavera-verano expuesta ante mis pestañas y con unos complementos como para quedarte muda. Yo. Muda. Y muerta. Como se quedó la sevillana cuando cogió las asas de mi journal bag de poliespán y vio que se quedaba sin dermis y/o epidermis. Es que me creo que soy Laura Ponte y no. Mi felling es más Toñi Salazar. Y encima, la Ponte sabe cómo ponerme los dientitos largos. Me contó, mientras combinaba Azzaros y Zaras, -y vuelvo a Vasari- que se había comprado en El Rastro y por ¡7 euros! un tailleur de Valentino en paillettes. Así, sin anestesia. Ya le tuve que contestar yo: “Qué suerte tienes hija. Con dos duros, ya vas mona. Yo, en cambio, soy como la Lomana, el PIB del continente africano me lo plantifico en una torera verde mosca y ni estoy bien para una reunión del APA”. Un tono, por cierto, el tornasolado, que Alvarito de Marichalar combina a la perfección con su caoba capilar. Muy casual. Como Paloma San Basilio pero sin golpe de secador y en soriano. Pero no me quiero distraer, que lo que te quería contar era que estuve con Genoveva Casanova. No sabía si llamarla Genoviève o Geno. Y es más Genoviève, te digo. Fíjate que, a la pregunta: “¿Qué le parece la Duquesa de Alba?” podría contestar: “Un langostinillo”, con lo cual sería más Geno. Pero no, es supermegafina y supermegacomprometida con la pobreza que le circunda… Bueno, que circunda la calle Serrano, Ortega y Gasset y Velásquez, y no contesta, porque, evidentemente, es Genoviève. Me pareció ideal. Porque la fiesta era ideal. Con ese embajador biondo biondísimo no hay otra, aunque a mi íntima Mary G. se le colara una piernita en una alcantarilla y terminara con la rodilla “como violada por un gato. Montés”, declara. Y como es de natural melodramática, ya se veía entre bolsas de guisantes abrazando la locura como Raquel Mosquera, que en gloria esté porque, con el prozac, está en la gloria. Con dos blister de grajeas, a mí, como si me echaran de Ambiciones. Encantada de la vida.

jueves, 6 de noviembre de 2008

El pelling y la vida interior


Cómo me gustaría tener vida interior. Hija, no sé, encontrarme en una disyuntiva moral y/o ideológica. ¿Obama o McCain? ¿Sí al matrimonio desigual? ¿la Duquesa de Alba tiene derecho? ¿Mari Jose Campanario: cárcel sí o cárcel no? ¿A qué huelen las nubes? Pero, nada, servidora no tiene estados de ánimo, tiene estilismos y, cari, debo decirte mientras me haces el pelling químico que, para el cutis, no hay nada mejor que lo natural y lo congénito. A Dios gracias que tengo este karma tan ideal. Esto es: dado que no tengo interior, todo me lo echo encima, o seasé, en el exterior. La parte interna me la cultivo, rollo cupletista. Sí, nena, como Olga Ramos y aquel bonito tema: “Tengo un jardín en mi casa/ que es la mar de rebonito/ no tengo quién me lo riegue/ y lo tengo muy sequito”. Yo, seca, véase, con escamaciones, tengo la gargantita, por eso estoy to’l santo día como Sue Ellen en Nochevieja. Y gracias a que estamos en crisis y el luxury vive horas altas, esta semana tuve 1) la oportunidad de ponerme morada en la second hand de Las Rozas. 2) la satisfacción de burbujear entre cavas y conocer a una gran señora, Mari Mar Raventós, con masia y todo que lo hiperflipas. Seny y diseny. Laura Ponte se vino conmigo. Es fascinación lo nuestro. Ella, la pobre, venga a hablar de la Reina y, en consecuencia, venga a desmentir. Es que Pili Urbano es mucha Pili. Que si Doña Sofía monta en burro sin descanso. Que si en Grecia batía yoghourt. Que si cada vez que hay Gay Pride le cortan la Gran Vía y no hay forma de entrar en Loewe. Sus cuitas. Sus problemáticas. Pues te digo mi verdad, no sé si son las de la Reina o las de Pilar Urbano o las de Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente o tal vez en el Planeta de los Simios. Aunque, también te digo, son cuitas y punto ¿No dice la Campa que le piden más años de cárcel que a un pederasta? Populista y demagoga que es ella. Pero, oyes, cada una es cada una. Otro punto. ¿Tú te crees que casi le pregunto a la Reina por su tema? En el estreno de El Greco, mientras que a Maribel Verdú le daban un homenaje. ¿Que por qué fui a ver a Doña Sofía cuando podía leerme las memorias de la Enríquez y Emilito Oliva, que los adoro, y dejarme de mamarrachadas? Nena, culpa a mi vida exterior. Al lado de Juan Diego Botto en versión “pido en el Metro” o “vendo 2 bragas a 1 euro” luzco más que con Maribel vestida de Mariella Burani. Ahí te lo digo todo. Estuve por regalarle al mayor de Cristina Rota el nuevo perfume de David Bisbal pero me apiedé de él no fuera que conociera a una Elena Tablada de mercadillo y se diera al consumismo con lo que él es de koljovita. Si es que otra cosa no seré pero, a piadosa, no me gana nadie. Ni Pitita con sus dos metros de cardado en ascensión mariana que esa consistencia es milagrosa. Y hablando de milagros, de cristiandad y de caidas en el pecado: la Infanta Elena. Esos estilismos responden a los peores efectos colaterales de un divorcio en el seno de una Familia Cristiana. Allá Sienna Miller con su anglicanez, su Balthazar Getty y sus leggins pero, ¿adónde vamos a ir a parar en las Españas? Por favor, que alguien con cordura nos devuelva a Don Jaime. Si no hay cohabitación que no la haya pero, que mande los dress codes principescos via email. O que alguien le regale el libro de Amancio Ortega y se lo grape a la trenza. O que un niño de Naty se pase por Zarzuela’s Palace. Por cierto, termina rápido que he quedado con la Abascal a comer. Pollo cocido con arroz blanco. Tenemos, ambas, la vesícula fatal.

La Reina y el caballero de la mano en el pecho

Con la que está cayendo... Que si cuece y no enriquece. Que si ve un burro y a la voz de ya, ya está ella cabalgando sobre el animalito protegido pasándose a la WWF y a Adena por el forro. Que si ve un aderezo en forma de zarcillo y no hay quien le pare a la hora de colgarse complementos, incluyendo el propio joyero. Que si ella y el matrimonio gay son como Isabel Preysler y Julián Muñoz: realidades divergentes... Bueno, y ¿qué? ¿O es que acaso pensaba Pilar Urbano, esa mujer cuya cabeza crece en sentido inversamente proporcional al del resto de su cuerpecito, que la Reina se iba a recluir en Zarzuela amedrentada por una conversación de dos nanosegunos tipo: “Hola, Majestad?, “Hola, Linda Hunt, bonito disfraz”? Doña Sofía no es de esas, que menudo cumpleaños le están dando, como si no fuera suficiente castigo el que todo el mundo sepa que tiene 70 años. La Reina sale cuando le da la gana; se plantifica un vestidito color berenjena con mangas en pliegue a la japonesa y un cinturoncito en strass porque quiere; paraliza la Gran Vía y la policía municipal aparta al pueblo porque, oye, el pueblo es muy pesado, porque así lo está reglamentado; y se ve un filme de estreno a la sesión de 20:30 porque ella es Reina y, a las 22:00, tiene que estar en casa y echarse la Ponds con colágeno juvenil. En resumen: Doña Sofía coge el toro por los cuernos, de Victorino Martín o de Rodas que, para eso, es griega y anoche, de hecho, sin vestirse de odalisca, sirvió de real anfitriona del estreno de El Greco, de su compatriota Yannis Smaragdis con un guapísimo Nick Ashdon interpretando al pintor cretense. Junto a ellos, la cuota española del filme: Juan Diego Botto y su rollo “soy bohemio” que no se cree ni Perry y Laia Marull que, si la llegas a comparar con la turgente Dimitra Mtasouka en rosa maquillaje, en vez de cuota española parecía de la cuota del 5% de integración. Menos mal que teniendo a Pitita Riudruejo y su extracardado amenazador, no reparabas en ella. Ni en ella ni en nadie la verdad. Porque el de Natalia Figueroa, que no se debiera haber quitado jamás la túnica verde menta de la boda de su hijo, o el de Alvarito de Marichalar, inclusive, adolecen de naturalidad. Como el rubio de Beatrice D’Orleans. Pitita, en cambio, busca reinventarse. La reinvención es la madre del cordero, caris.

viernes, 31 de octubre de 2008

Tensa y sexual

Pues le he dado tu teléfono. Hija, es que tiene el cutis fatal. ¿Cómo aguantará ese make up tan extraterroso? Evidentemente, su poro no lo aguanta. No lo aguanta. Gemma Ruiz pide a gritos una limpieza con agentes abrasivos inclusive. En Tiffany’s, entre cientos de diamantes multifacetas multiplicadores, claro, el efecto clamaba al cielo. “Oh my God, she needs an esteticienne”, decían sus pliegues y contornos. Y eso que Gemma no es Victoria Abril, que en el estreno de la última de Díaz Yanes, tenía el labio superior, el facial, digo, como una faldita plisada de crep. Y eso que la Abril lucía festiva, que la llegas a pillar en pleno celuloide y, nena, te cagas por las pencas. Te lo digo así que te resume mucho el espíritu del film. Qué diferencia al look college de Retorno a Brideshead aunque, te digo, comparto palabra por palabra, sílaba a sílaba, fonema tras fonema el comentario de mi íntima Grijalba vía Facebook y que ¡Viva el voyeurismo! No te digo más que gracias a la red nos hemos hecho fans de Naty Abascal. “Todo lo que quise ser en la vida es ser como Naty Abascal”, reza la página. Una verdad grande. Aleluya. Pues lo que te decía tras el inciso, que Silvie está indignada. En grado sumo. Me cuenta que la película termina con un beso de los protas masculinos, que ya te he jodido el final pero siete euritos que te ahorras, guapa. Tela. Sobre todo, cuando Evelyn Waught no escribía rollos gays no fuera que la tataratatarabuela de la Reina Sofía, o seasé, Victoria, le montara un pollo. Que de esos polvos, estos lodos y no lo digo yo, lo cuenta Pilar Urbano con un cardado que desmonta la Ley de la Gravedad a golpe de laca. Y es que, además, resulta que con ese ósculo decimonónimo se rompe la tensión sexual no resuelta. Ya sabes, cari, como mujer y como esteticienne que, la tensión sexual no resulta es lo supermás. Yo estoy harta del sexo explicito y consumado. Del sexo y del turismo cultural. Están totalmente sobrevalorados. Te digo mi verdad. El jueves, en el desfile de la nueva colección de Vicktor & Rolf para Samsonite, recordé mi viaje a Viena que ahora te arrojo como ejemplo. Aproveché más mis bocadillos de filetito empanado, llamado allí snitzel, que mi visita al Kunstorisches Museum, con unos suelos hermosísimos, eso sí. Es más, de la ciudad imperial recuerdo con fruición aquel sabor del frito y a Kristin Von Stauffen, a sazón, ex de Andrea Cassiraghi por gentileza de María Jurado, a la que tuve a côte moi en el desfile. La oteé como una ardilla. A ver. Era una oportunidad estupenda, que desde que practicara el francés con Andrea, servidora le había perdido la pista. Pero siguiendo con la tensión sexual no resuelta: esta de moda, qué digo moda, supermoda: Falete e Isaac por ejemplo. Hay tensión en el elástico del panty de Falete y hay rollo sexual porque Isaac dirá lo que quiera pero, ese niño ha visto al tonadillero como su madre lo trajo al mundo y lo ha tenido embadurnadito de crema Ponds como Guy Ritchy a Madonna en su cama de matrimonio y Falete, aclaremos, no es Madonna. ¿Y qué me dices de Ana Botella y Esperanza Aguirre en la inauguración de la heladería de Nieves Álvarez? Eso fue tensión a secas. Bajo Cero. Llegó una y se fue la otra. Seguro que se quieren con locura pero servidora intriga que da gusto. Y es que ya veo tiras y aflojas en todas partes. Y hablando de aflojar, para una vez que Julián Muñoz se puede abrochar el cinturón por debajo de la cadera, se queda sin novia. Qué paradojas la vida...

miércoles, 29 de octubre de 2008

Burbujeando en Tiffany's

Como Audrey. Ella, con un croissant y servidora con una perronilla pero, ambas refugiándonos de un día rojo en el brillante escaparte de Tiffany & Co. Ya sabeis, se puede tener un día negro porque una engorda o porque ha llovido demasiado. Estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles. De repente se tiene miedo y no se sabe por qué. En esos momentos lo único que te viene bien es ir a Tiffany’s. Nada malo te puede ocurrir allí. Audrey, al final, se compró una mierdita con George Peppard, que menudo horror, George Peppard, pero es que a la que suscribe no le dejaron ni entrar en la boutique mientras la mujer de Rafi Camino paseaba los efectos del agua oxigenada a sabiendas del efecto multiplicador de los diamentes multifacetas que la rodeaban. Fuerte ¿eh? ¡Ay Señor! Pero qué delito cometí contra vosotros naciendo. Acaso ¿parezco una criminal? “Naty, my sweet heart, dímelo tú, ¿parezco acaso una criminal?” Pero Naty, venga a burbujear, se pensó que le estaba preguntando por su dress code y contestó “De Ojcar, cari, de Ojcar”. Que es lo que tiene Naty, que tan pronto te suelta un palabro ininteligible en inglés como luego aspira las “eses” porque ella es así: llana, un amor y burbujea. Anoche, ella podía hacer lo que le diera la gana con su De la Renta verde, su bolso cereza, sus guantes largos y su capa de visón que ¡Viva la mezcla! porque estaba ideal en la inauguración de este oráculo del buen gusto made in USA, ex sede de Versace que, por cierto, Donatella, reina, eso te pasa por chapar boutique, con los leggins de leopardo que yo he adquirido entre esas paredes ¡coño! Ahora, fíjate, la que lleva unos leggins que dan ganas de echarle una cerilla porque con ese material en pastilla Mummy ha encendido toda la vida la barbacoa, es Elena Tablada que, me diréis: ¿y a ti que te ha hecho esa pobre niña tremenda? Pues, mira, que la he cogido ojeriza. No puedo con ella. No se puede medir 0,90 metros y pensar que eres Elle MacPherson... O ¿si se puede? Realmente queridas, teniendo en cuenta que Elle McPherson cree que es una vedette de revista, rollo María José Cantudo, que ahora está divina de señora como Dios manda, la Tablada a lo mejor se ha planteado convertirse en top model, que me parto de la risa... Porque sí, Elle estaba enloquecida, del bracero de Luis Medina y enloquecida, que la ví hasta el tanga debajo de una falda de encaje que era gloria bendita pero, tan espectacular que te autoconvences de que tú eres hija de un batracio alienígena que poseyó a tu madre mientras ella comía quesitos “La vaca que rie”. Elle se hizo esperar la vida. Hasta apagaron la luz a los fotógafos, no te digo más. La crisis, que hasta al joyerío ataca... Pero antes de que los focos se apagaran, por la alfombra verde menta pasó desde Cuqui Fierro, que le encanta el mundo cebra y el mundo gasa, a Gemma Ruiz y su make up extraterroso pasando por Maxim Huerta y su envidiable delgadez y Carmen Lomana y un broche en la pechera que hasta su pómulo palidecía a tanto resplandor. No te digo más.

viernes, 24 de octubre de 2008

Fiestas y desorientaciones capilares

¡Solange de Cabras no! Solange, a secas, la hermana de Beyoncé. Sí nena, que los secadores te han dejado sorda. Es que esos padres ponían los nombres con el Scatergoris. Pues como te comentaba, que estuve con ella el otro día, con el frío que hacía por estos patios, porque me llamó su hermana que me quiere mucho porque siempre he defendido su raíz rizada con el pelo planchado. Que me dio por ahí. Que me da por allá y la pongo a caldo. El caso es que, como soy un amor, para no hacerla el feo, me tocó aguantar “a-la-plasta-la-niña” toda la noche mientras hacía gorgoritos y miraba como una mohína. En The Chivas Studio, que es un centro mío de referencia. Yo no sé por qué les da a todas estas Rihanas, Beyoncés y demás por ponerse finas y mirar a cámara como si fueran ovejas con el labio caído. Ya le dije: “Niña, Solange, arriba ese pecho y ese morro que, si con 20 años ya pillas ambos con el goma del panty, mal vamos”. Pues nada. Ella, venga a plancharse el pelo. Se le va a caer. Como a Elena Tablada. Bueno, a Tablada, caer-caer no se le cae, se lo voy a arrancar yo. ¿Tú te crees que sin haber hecho nada en la vida aparte de ponerse gorras de patchwork y pantalones de campana lleva representante? No puedo con ella. Se lo tenía que haber comentado a Laura Ponte a la que adoro y ella es muy Lacroix 85/86, que es look que me encanta pero, no quise ser destructiva, que me da un rictus que no va conmigo. Y, además, bastante se destruye ella misma con esa pinta. En los Telva fue ya el colmo. Por cierto, fiestón donde los haya. Sólo me faltó Tamara Falcó. Yo me pregunté: ¿Estará en París eligiendo vitro? Porque en aquel reportaje que hizo para Hola! en su apartament dans la rive gauche, tenía la cocina a medio poner. Pues hete aquí que me la encuentro bionda biondísima en la inauguración de Just One! “Tammy” le expeté yo, “Que tenga que estar con Solange, que me importa una teta, y que tú, con lo que tú eres pa’ mí, ¿que me tengas olvidada? No hay derecho. Eres una fresca. Así te lo digo, Tammy”. Ella, alentejuelada perdida, pasó de mí como Madonna de Guy Ritchie que, no me digas tú que, con lo que le gustan a ella los hombres y lo que ha ganado, porque ha ganado mucho, que no haya hecho separación de bienes. Total que, dejé a Tammy con Colate que es como dejarte en la miseria y fatal y me olvidé de todo. Del mundo y de ti, inclusive. ¡Cómo no me voy a olvidar, si da gusto con este Madrid en crisis! Oscar de la Renta inaugurando tienda. Kenzo, otra, que estuve yo toda la tarde cantando “Mosi bo chi itana” cual Heidi para ponerme a tono, japonés visón of course; Yo Dona agasajando a sus lectoras con una soiré en Mango; Naty Abascal, estrenando faz y, por si fuera poco, Mar Flores, vuelve a la pantalla. De actriz del destape. Lo mismo que hace Blanca Cuesta en la intimidad de su hogar, que eso no es un hogar. Viendo a Borja con ese abdominal es la guarida de Barbapapa. Pero Mar, con lo que me gusta a mí, no sé qué se ha hecho en el cabello. Está como Sharon Stone, sin orden. Sharon, porque inyecta botox a su niño en los pies en plan peusek pero, Mar, Mar no tiene excusa. Aunque para falta de excusa, Rania, que no me haya traído los bolsos de piel de camello que la encargué. Que estuvo tan sólo 8 horas en el país, dice. Mira, que no me venga a casa a saltarse el Ramadán con un plato de jamón porque, ese día, te juro, que no tiene calle pa’ correr.

martes, 21 de octubre de 2008

Nada como Telva

Tenía el discurso preparado para dejarlo nockeado, llevármelo a casa, o seasé, secuestrárlo y, con una buena hambruna y un sexo continuado en plan torturador, conseguir que se enamorara de mí, convertirme en su musa e ir a comprar el pan con smoking masculino y una megacamisa de tafetán. Pues sólo acerté a balbucear: “Stefano, come sei bello tu!” Y Pilatti, desde su cabello rubio, allí, a la lontananza, dado mi metro diez, sonrió alzando un slipper de terciopelo azul y pensó: un monstruo cuellicorto. Qué fuerte. Con lo que él es pa’ mi... Y la moda. Y Telva. Que yo vivo por y para estas páginas satinadas, que son mi alimento. Mi agua. Mi pan. 45 años de vida que me dejan a mí sin ella y XVIII ediciones de un Premio señero para el glamour español. Así pasa, que todas las que somos algo en el mundo del estilo no podemos faltar a la cita y perdemos el oremus. David Delfin, de lo feliz que estaba, aplaudía sus modelos preferidos como una señora de público de un programa de Terelu. Y Marta Sánchez, con su vaporoso Caprile, se buscabala cadera como si la hubiera perdido. Hasta la pobre Soraya Sáenz de Santamaría, monísima ne raso negro, por cierto, pasó por detrás del photocall mientras Carmen Lomana que puede comerse unos panchitos en él porque ella puede, ni lo vio. Es, queridas amigas, cómo si la moda se subiera rapidamente a la cabeza como un champagne francés o un chianti italiano y no fuéramos capaces de despertar de esa burbujeante resaca. Yo, os prometo, temo que un día la moda nos vuelva locas a todas y terminemos en un hospicio para sus amantes. Se lo tengo que decir a Nieves Fontana, la envidia que me dan a mí todas esas que se comen un bocata de chopped de pavo y una gaseosa mientras esperan el bus con chándal de poliespán y un periódico gratuíto. No sufren come moi. Y luego tienes a María Jurado que le preguntan de qué va vestida y dice: “De Miguel Palacios”. Con S. Te quedas muerta. O a Elena Tablada que te manda callar antes de decirte quién es el autor del horror hecho nylon que la cubre con la manito embuchada en un guante de conductor. Y se hacen llamar fashion victims. Un respeto por Dios. Un respeto. Así estaba Oscar de la Renta, que no perdía comba. Como separando lentejas de la granilla. Por ejemplo, que yo me fijé, Agatha, Amaya Arzuaga o Ana Locking, le epataron y las seleccionó como legumbre francesa fina. Ahora bien, él no sé, pero yo a Adriana Domínguez, que le faltaba un chimpancé en la solapa, a Paula Echevarría que qué decepción vestida de cortina o Arancha del Sol con sus bajos recién cosidos, ni para hacer un caldo, fíjate. Nada que ver con Nieves Álvarez que ya me pone mala de lo estupenda que va siempre. Mala. O con Naty Abascal, que todo lo que he querido ser en la vida es ser Naty Abascal, de rojo y de la Renta. Ni con la Infanta Cristina y su look años 40... Adriana Abascal con su BCBG achanelado también me flipó lástima que el protocolo no le acompañara...

lunes, 20 de octubre de 2008

Telefoneando a Mariví Beckham


¿Es que no tienes otro momento pa’ponerme el rulo? ¿No ves que estoy en conferencia transatlántica? Ay, hija, Mariví, no me extraña nada que te fueras de este país, que huele a ajo, yo también me iría de esta peluquería, que apesta a ¡acetona marca blanca! ¡Que me oigan hasta tus vecinos de Los Angeles de San Rafael! ¿Qué es California? Mira nena, para una vez que sales de tu Manchester natal cómo te pones. Bueno, que te llamaba para decirte que eres un amor, que gracias thousand por invitarme a la recepción con tus amitiés en Ekseption y que tengo la talla 46 de jeans. Sí. ¿En campana? ¿Malvas? ¿Sin elastán? Nena, qué difícil me pones lo de llevar tus modelos. Por cierto, lo que te gusta a ti liarla parda. Pero ¿cómo se te ocurrió salir del buga doscientos metros antes de llegar a la tienda? ¿Y con esos tacones? ¿Y esos pinkis?¿Y con ese chaleco con cuerdas y el pelo peinado con espuma? ¡Ángela María! Que pensabas que en España, como no te quiere ni el Tato, no iba a ver nadie para esperarte y decidiste salir a que te diera el aire, a pensar... Mira, tía, cuéntame otra. Que te gusta pollear y punto. Si lo sabía yo. Pues tuviste lo tuyo y lo de tu prima la de Bristol. No te sacaron un ojo de milagro. Dentro, estuviste bien. Seca pero bien. Mariví, cari, es que eres mu’ seca. Un besito, qué se yo. Pues no, tú venga con el fotógrafo chino del Hello! Seca, chata, seca. Al menos apareciste, porque te voy a decir que el domingo estuve en la fiesta de los Masters de Tenis y Rafa Nadal, ¿el manati? ¿el manacorí? ¿cómo es, reina? Da igual. El caso es que, dos horas esperando y, el tío, va, y se cuela por la puerta de atrás. Ahí la que polleó fue servidora. Ya me han dicho: “No te metas con Rafa Nadal, que es ídolo nacional” ¡A mí, plin! ¡Yo soy una kamikaze del corazón y me suicido profesionalmente si me da la gana! ¿No pleitea contra el mundo Telma Ortiz? ¿Y la Duquesa no se casa poniéndose a Eugeñita de peineta? Pues eso. David habría venido y posado. En calzoncillos. Ya, lo sé. No hace falta que lo jures. ¿Qué tal le fue lo de las croquestas congeladas en Londres? Tú es que sabes más que los ratones coloraos. Yo también. Llevo toda la semana en la zona Vip Rolex del Arena. ¿No te digo? ¡Por los Masters! Champán pa’rriba y medias azules de Carla Rollo Villanova pa’bajo. Así he estado. Y con un bocata de salmón ahumado porque paso de menudencias. Yo, como si estuviera embarazada cual Carolina Herrera Jr. Sí. La hija. La del 212 Manhattan. Ay, perdón cari, que tú eres costa Oeste. Ahora caigo, por eso no fuiste a la inauguración de la tienda de Marc Jacobs, que es costa Este. Pues, dón’t worry porque tampoco vino él. Estaría tatuándose otra moñez en la cacha. Podría haber mandado un ramito de rosas como hizo Pe Cruz a Cristina Rota el día de su estreno como novelista que ojo drama. Ni Camino de Fesser que qué hecho yo para sufrir tanto como público pasivo. No te digo más que hasta Pilar Bardem se vistió de púrpura. Y Leire Pajín... Exacto. De Zara. ¿Pues sabes que Carmen Lomana también? De su Jaguar y con blusón de rollo Gucci folk pero Inditex la vieron salir estos ojitos. Es que es mucho. Te la tengo que presentar. Por cierto, borra el teléfono de Esther Cañadas. Se apunta a todas. Estará a por uvas. Ahora presenta. Con Nieves Álvarez. Unos coches. Que sí. Vale, vale. Te dejo. Que no te preocupes. No me olvido: 7 botes exfoliadora Deliplus. Del Mercadona. Chaito, mona.

viernes, 10 de octubre de 2008

El tinte y el vuelo de la falda

Pues como te iba diciendo antes de que me echaras un pegote de tinte en to’la ceja y te pegara con la mano vuelta, que no me vuelvo a poner una falda lápiz. He decidido que, esta temporada, tengo figura de tartán plisado. Dolce&Gabbana style. Ya me veo saltando por la campiña como una cabritilla loca de la manita de Oriol Elcacho. Yo, con polaina; Prisicila de Gustín, la novia, desaparecida; y él, con falda et rien de rien bajo sus tablas, como manda la tradición. ¡Viva el tradicionalismo y las neocom! No te digo más que, en la inauguración de The Chivas Studio, donde desfiló el muchacho con kilt, no había quién no hiperventilara ante la posibilidad de que el huracán Katrina desviara trayectoria y le levantara las faldas. A él y a la media docena de mocetones que recorrían la pasarela adornada con pajaritas de papel made in Laura Ponte, que es victoriana, papirofléxica y la adoro. Amaya Salamanca y su ceja negra, Rafael Amargo y su tripa y Ana de Armas y su chicle estaban en pleno síndrome. Como quinceañeras con acné y coletero de felpa recién salidas del Mercado de Fuencarral, que, por cierto, descanse en paz. Y cómo no iba a fenecer si llevaba diez años estancado con el rollo carhartt y el pantalón jodpur de perroflauta. ¿Sabes lo que te digo? ¡Abajo la sudadera! ¡Viva Marc Jacobs y la madre de Kate Moss que es súperenrollada y, durante su estancia en Ibiza, les freía unos filetitos empanados mientras ellos esnifaban pegamento!¡Viva! Porque te anuncio, darling, aunque carezcas de posibles, que Marc estrena local esta semana en Madrid, así como te lo cuento porque soy una it-girl y no tomo yoghoures Clesa, como tú. O como Francisco Ayala, pobre. El día de la Cena de las 25 se tuvo que quedar en casa a dieta de lácteos y no acudió al fiestón donde, hasta Carmen Romero llevaba falda corte de sirena. Y todo el mundo como preocupado por el escritor cuando, hija, otra cosa hará Ayala, pero adornar, no adorna. Muy intelectual y todo lo que tú quieras pero, ¿y la lentejuela? Pues venga a interesarse por su ausencia cuando servidora venía de los Premios Shangay y llegaba sedienta de glamour porque, hasta en la fiesta más glitter del año, corrieron vientos de depresión. Ya lo cantaba la Terremoto “Crisis is in the air, everywhere you look around”. Ni el escote de Chenoa ni el rollo Baccara de Boris y Beatrice D’Orleans ni el pantalón dorado de Eduardo Casanova o la camisola de raso rollo Aplauso de Paula Vázquez lograron despertarme emociones. Sólo formar parte de las 25 podría sacarme del marasmo vital en que me encontraba pero, repito, el interés se centraba en otras. En la blusa oriental de Zara de Leire Pajín que no se la quita ni para acostarse; en el pelo de freir croquetas de Aído; en las pastillas de María Antoñita Iglesias o en la coletita-rata de Fran Perea. Me plantifiqué, cual Violenta Santander, y le dije a mi íntima Silvie Grijalba: ¿Cari, qué ha hecho la Ministra Salgado o la Presidenta del Tribunal Constitucional que no hayamos hecho nosotras para desatar este interés? Nosotras, al menos, hemos desterrado la torerita de nuestro vestuario. Hasta Ángela Rodicio asintió ante una verdad tan grande. Es que ahora somos fans de la corresponsal. Flipa con La Casera y sólo por eso mola. ¿A ti no te enrollan las burbujas, cari?

viernes, 3 de octubre de 2008

El cine y los rulos


¿Cari me has cogido los rulos? ¿Gordos y espesos? No quiero rizo pequeño que luego los empresarios de buen ver me confunden con la Duquesa de Alba y me tiran los trastos… ¿Me llevarás ahora al secador centrifugado, no? Lo que me gusta a mí este aparato porque, con todos estos archiperres y el run run, me parece que voy hasta a despegar. Yo, te prometo que, con traje sirena, soy igualita que R2d2. Qué personaje tan lleno de vida en qué filme tan emotivo. Me ofreció el papel George Lucas, que siempre confió en mis dotes del Actor Studio donde por cierto, Paul Newman, el pobre, me invitaba a panchitos pero, hija, llegó una enana con inglés y me arrebató el papel. Lo mismo que Elsa Pataky. Otra enana con inglés que me dejó con dos palmos de narices cuando se enrolló con Adrian Brody, a sazón, con dos yardas de narices. Pero, ahora, ahí la tienes a La Pataky, con ese chalequito de piel que no se lo quita ni para replantar geranios que ¡ojo! cómo debe oler ese conejo… El caso es que yo le habría dado al robotito de Stars War mi toque español. Mismamente, con una redecilla como ésta y unos madroños en vez de rulos, que, volviendo a la Pataky, y en descargo suyo, debo decir que ella intenta lo mismo. Se recorre el castillo de Connecticut pa’rriba y pa’bajo con otra cosa muy nuestra: eye liner interno reivindicado el rollo taurino o a Mari Ángeles Grajal, que hay que joderse homenaje terrible. Menos mal que no le da por el maquillaje extraterroso. Esperanza Aguirre ya se lo puso todo en el estreno de Sangre de Mayo, muy mona pero qué consistencia de make up. Eso, el maquillaje en polvo, mejor con laca espolvoreada. Ya le llamaré para contárselo. El caso es que Elsa se marchó de España por el mismo motivo que yo dejé el cinema. Que estaba harta. Harta de Guerras Civiles, postguerras, transiciones y barrios marginales. Harta. Una cosa es una cosa y otra cosa es esto que, niña, qué fatalidad, ¿Tú no estás apestada con tanto compromiso social? Cuánto gris marengo y cuánto yoghourt Clesa ¡Que alguien nos ayude! Y viene entonces José Luis Garci, que esa melena, darling, ya me dirás si es tinte o no pero, yo la veo caoba en las raíces, y nos trae otra Guerra. La de la Independencia. Ahí fue donde ví a nuestra Presidenta. Con Sara Montiel, con una manita de Baldosinín en el moflete, y a Larrañaga, con cutis color fucsia. Vale que Garci se permite lujo de vestuario pero, por Dios, cuánta tela de saco, cuanta ceja poblada… Llevo ya 17 visionados de “Sexo en Nueva York. La película” porque no puedo más. Y en los intermedios, espero a que Ana García Obregón se desmoñe viva con una extensión enredada en esas rodillas huesudas y sin sentido en MQB. Es lo único que me entretiene. Por cierto, cuando salga de su reclusión, ya entrenada, podrá hacer de teenager en High School Music. Estuve el otro día en la premiere como una quinceañera más y debo decirte que los actorcitos protagonistas –que no me interesan nada- están como abuelados, consumidos y con cara de hambre. Total que, con esos aspectos, Ana podría hacer incluso de recién nacido. Como Fran Rivera, que también tiene tamaño de bebé y ya lo he visto en ese musical dos veces. Otro que no soporta la marginalidad y es como yo o una gitana: le encanta la lentejuela y el dorado.

martes, 30 de septiembre de 2008

Sangre de mayo, amor de otoño


Ni felicitarla pude. Con lo mona que va siempre, que no le falta detalle con su broche, sus sandalias de charol negro y su chaquetita de tafetán antracita de escote cruzado. Pues ni acercarme me dejaron. Que si fuerzas del orden -y qué orden tan aguerrido-; que si presidentes -Alvarez del Manzano, de IFEMA-; que si vicepresidentes -Ignacio González, de la Comunidad-; que si Telemadrid en pleno -Isabel Linares, Manuel Soriano...-; que si directivos -uff, muchos-; que si ex alcaldes -Juan Barranco, del PSOE-; que si jueces -Méndez Dulce-; que si de allí; que si de allá; que si Maroto; que si el de la moto... Total que, imposible hacerse paso. ¿Hacia quién? Hijas, hacia quién va a ser... Hacia Esperanza Aguirre. Que el 2 de Mayo ganó Madrid para las Españas. Bueno, ella no, sus ancestros. Los de todas, en realidad. Los que en 1808 pusieron a los franceses en su sitio y dijeron: «Me cago yo en los enfants de la patrie y en la madre que parió a Paneque». Y, así, movidos por la rabia, la furia española y el cocidito madrileño, lucharon contra el yugo napoleónico y montaron un pollo que ríete tú del de la Pantoja. Qué lástima que no me hubiera a mí pillado aquel conflicto. Me habría puesto mi redecilla con mis madroños, mi trabuco, mi calcetín largo y mi bigote y habría reivindicado la fresa de Aranjuez como una loca. Patriótica, pero loca. En plena Hermosilla con Núñez de Balboa plantaba yo una barricada como un pino ¡Oye! Ahora que lo pienso. ¿No vive en esa esquina Sara Montiel? ¿Y la manchega, con esa edad, no sufriría en carnes propias aquella guerra? ¿Acudiría por este motivo al estreno del último film de José Luis Garci, Sangre de mayo? ¿Habrá servido tal vez de asesora histórica? ¿O estuvo en albis friendo huevos con puntilla a Marlon Brando en Hollywood? No sé. Anoche, a puntito estuvo de jurar y perjurar que también se los preparó a Paul Newman pero, de su connivencia con las guerrillas de Manuela Malasaña, nasty de plasty. Va a ser que no. Que García de Cortazar y su corbata rosa en fantasía fueron en realidad quienes ayudaron al oscarizado director a reconstruir el espacio-tiempo del Madrid decimonónico. Por cierto, ¡ojo! qué pesado Fernandito. No había flash que no cazara. Menos mal que llegó otra corbata rosa de más empaque a hacer Justicia. Era la de Bustamante, padre y esposo y con aspecto de ser ambas cosas, de tener acciones, leer el Financial Times y de jugar al pádel. Paula Echevarría, nena, qué manita tienes. Y qué naturaleza. Hace dos días que dio a luz y ya está espléndida en gasa color burdeos. Casi el mismo tono de cabello de Carlos Larrañaga y su ex, que no sé si sigue siendo su ex o si ambos juegan a ser Gunilla y Luis Ortiz. A lo mejor es que se les rompió el amor pero no el famatint. O que el amor recorre senderos insondables. Alfredo Landa, por ejemplo, surcó los del odio y ayer amaba a José Luis.

viernes, 26 de septiembre de 2008

El cardado y la crisis


Nena, lavar, marcar y cardar. Pero, cárdame eh? Que vea yo esa muñeca darle al rulo gordo con poderío y sin miedo con la laca, que el otro día estuve en la fiesta sorpresa del 40º aniversario de Marc Anthony, cari, y, aparte de un horror, qué sudor en el ambiente y qué peligro permanente. Sólo le aguantó el recogido a Jenny y, no me extraña, porque era como un nido de cigüeña. Con pollos y todo. Que se me vino abajo el cardado, como a Terelu en MQB. Y lo que me faltaba a mí con estos tiempos que corren, que no me aguante la coiffeur, que el jueves me topé con Eloisa Bercero en el Gino’s de López de Hoyos compartiendo un platito de spaghetti a la boloñesa… Ahí, me dije: “Ana, la crisis nos acecha”. Salí corriendo a la inauguración de Kihel’s en el Corte para proveerme de muestras gratis y para que Mario Vaquerizo me contara todo sobre su dieta y su ¡viva la proteína! Cuando servidora siempre ha gritado ¡viva la feromona! Por cierto, estuve yo debatiendo reencarnaciones en la fiesta de los 10 años del perfume masculino de Hugo Boss, ideal desde el segundo número one. ¿Pestaña de Eloisa o pómulo de Carmen Lomana? Dificilísima elección, dime tú. Porque, un pómulo es un pómulo pero, imagínate que se te acolgaja a él un hombrecito como el nuevo novio de Silvia Tortosa…Yo prefiero tenerlo hundido. Incluso, fruncido como Álvaro Muñoz Escassi el ceño. Me lo encontré en el party y llegué a la conclusión de que, o frunce porque es guapo o que, como es guapo, lo frunce. Total, que no pierde el gesto ni cuando te lo presentan y te besuquea la manito. Como te lo cuento. Nada que ver, por ejemplo, Ernesto Alterio, vestido de soldado 2 millones de ejército Mao, mirando de revés. -Cuidado con el agua, reina que me estás abrasando la meninge- Y hablando de abrasar, Rosauro, que lo acompañaba, llevaba la melena abrasadita. La mecha, que es muy mala. Y la falta de ella y de cabello en general, qué te voy a contar... Mira a Anasagasti, cómo tiene a la familia real: frita. A falta de melena que tintar cual Ana García Siñeriz, que eso es melena y que se quite to’ lo demás, se dedica a poner verde a Doña Letizia quien, sálvese decir que viste de Hugo Boss, aussi, y está total en su 36. A mí, me mola y, en Europa marca tendencia quirúrgica inclusive. La novia de Alberto de Mónaco se ha quitado cuarto y mitad de kilo de nariz. Ahora le queda quitarse omóplato y tobillo. Ella lo tiene gordo de natural y no como Sarkozy, que es alza. Él, le President de la France, al menos me ha invitado a un concierto en marzo en Los Inválidos y te lo cuento sin acritud y sin esperar que se lo chives a Esperanza Aguirre cuando venga a hacerse su netoyant. No le guardo rencor. ¿Qué omitió mi invitación a la inauguración del Teatro Canal? Bueno, yo estuve en Hight School Musical y ví a Fran Rivera y no me sigas tirando de la lengua que hablo única y exclusivamente movida por la envidia, pero, si hay que elegir entre la Grandeur de la France y el Teatro de Canal en Bravo Murillo, no quiero zaherir más de lo que está una. Qué espíritu tan trabajado tiene este bellezón, te estarás preguntando e, incluso, comentarás para tus adentros: Parece Sonsoles Zapatero vestida de monja. Pues sí, pero alísame este flequillo o te despellejo con tu tijerita sin punta.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Pon un señor Bacardi en tu vida

Es mi máxima. Y que te monte un chalete, que te trate como una reina, que te lleve a Cibeles con unos guardaespaldas como los de Madonna y que te sujeten las compras y el celular si cabe. Y lo más importante y obvio, que te prepare un copazo cuando estés así como depre o cuando haya que ponerse a procrear que, ya sabéis, que una necesita aturdirse para esas cosas, que se riza el cabello con el trajín y no estamos para más gastos en Cheska. Porque, desengañaros, estos señores, llevan un traje de corte perfecto, pero procrean y me parece fenomenal, fíjate. De hecho, en un momento puede ser, incluso, placentero. ¡Viva los señores de Bacardí! He dicho. Llegué a esa conclusión en el kissing room de Grey Goose junto a Carmen Duerto, ambas con un cocktail de sandía entre las manicuras francesas porque, desengañaros también, somos como Candice Bergen y Jackeline Bisset: ricas, famosas y pelín alcohólicas. En un tris estuvimos de pedirles cita. Los teníamos, a los 25, con sus cargos ideales, sus cortes a cuchilla ideales y sus sastres ideales, a dos milímetros escasos de nuestros escotes ¿cómo unas chicas como nosotras no iban a encontrar pareja? La ecuación era perfecta. Pues porque somos pavas. Pa-vas. No tanto quizás como Elena Tablada, con su pinta de traca y su pantalón de pana rala y pata de elefante, en Sita Mur. Vale, no llevaba eso, pero me da igual. Tenía ese aspecto, como con gorra de pachworth. Aggg. Quisimos que Luis Eduardo Cortés, Presidente ejecutivo de IFEMA y un caballero de los que no quedan, hiciera las labores pero, repito, somos pa-vas y él tenía cosas mejores que hacer como echar un ojito a las burras de EGO, que me gustó su momento moderno con las faldas de plexiglass. Venía de ver el desfile de Carlos Díez, al que fueron también los Bacardí gentlemen, y el cocktail quedaba molotov, como de ponche caballero con pepsi. Aunque, si hablamos de combinaciones, por cierto, ausente en Toñi Salazar, qué decir del torbellino de colores de Marc Ostarcévic, en Guillermina Baeza y Dolores Cortes, desfiles monísimoss, by the way. Del turquesa al verde hoja, del azul bebé al pavo. Gama de fríos para camisa, pañuelo, chaqueta, pantalón y calcetín. Todo ello aderezado con melena leonina en zarcillo sobre unas orejas en marrón chocolate. No me extraña nada que, de la primera fila, pasara a la segunda. Deslumbraba. Es que no estamos acostumbrados al color. Es lo que pasa. Raquel Rodríguez, por ejemplo, pasó del greige de una relación frustrante a un cabello con todos los matices del rubio y el cobrizo de una soltería bien llevada ¿o no es así? Aquí te digo, Marta (Sánchez) que el tema ante beige es elegantón pero, chica, te pedimos más. Para Carmen Calvo, que es rockera y lleva el pelo color violín, vale que una sahariana puede suponerle un esfuerzo que todas apreciamos pero, a ti, te exigimos una falda lapiz como la de Carla Hidalgo o un pantalón fucsia como el de Juan Flan... El caso es que, tanto marear la perdiz, que nos dieron esquinazo y, en esas, encontramos a Juanjo Oliva, un amor y recién Premio L’Oreal a la mejor colección. Entre besos, arrumacos y consejos como “tú, muy Sophia Loren, cari”, echamos el ratito. A Juanjo le dio corte tanta efusividad... Si te digo yo que, cuando le echamos tetas, porque las echamos y cuando no, porque no. Qué difíciles son los hombres...

Así te veo el hato, así te trato

Pero qué gran verdad. Cuánta sabiduría popular encerrada en una frase. No me extraña nada que Leire Pajín pose como posa. Como tampoco me extraña nada ahora que sea la Speedy González de la política. Si es que sabe más que los ratones coloraos. En el desfile de Hanibal Laguna, no perdía comba. Del desfile, eso no os lo puedo confirmar, porque soy gorda pero no ubícua pero, de los flashes y su expresión corporal, dominio absoluto. Nada que ver con Dolores de Cospedal que se abandonó a la improvisación. Error. Ella, en cambio, Leire, debió pensar: “Aunque soy recortadita, soy rubia pero, sobre todo, poderosa. Número 3 del PSOE. Así que “respéteme usté, que soy el liguero”, otro gran ripio que esconde mucha filosofía, como un haiku pero, en manchego. Cómo sería la estampa que, estaba a su lado Paula Vázquez, que de otra cosa –como de tintes- no sabrá pero, de photocalls y de poner el vientre plano, sabe la vida, y parecía una principiante. Hirática, pétrea, con el cuellito a 90º de la poitrine y ésta, a otros 90º de su tacón morado, a juego con su chaqueta de inspiración oriental en el mismo tono. Y, qué decir de las rodillas, a unos 45º de los hombritos. O sea, hecha un siete. Así, toda la sfillata, por cierto, un viaje al cine de los 50, a “Cómo atrapar a un ladrón”, de la mano de los beige y los rosas Grace Kelly. A mí, me gustó. Hoy la pondrán verde. Porque, caris, todo el rollo informativo que os he contado venía por una historia personal mía. Que, como soy como una señora recién sacada de una grada de un programa de Terelu, no hay segurata que no me pida la acreditación y una tiene un límite. Una, dos, incluso 3 veces, vale, pero ¿a cada momento? Que monto un pollo, os lo digo. Y me diréis: “Pues ponte moderna”. Ví a siete modernitos ideales con tupé a lo Kortajarena y unos obreros del IFEMA les pusieron a caldo por llevar torerita y bolso. Nadie está a salvo de ser menospreciado. En cambio, a Yvonne Reyes, que parece recién sacada del Precio Justo en el 91, o sea, como en formol pero antigua, le habrían gritado tía buena como poco. El hábito que no hace al monge, aunque muchas se empeñen. Qué rollo con el negro. Sandra Ibarra, por ejemplo, ¿por qué Sandra, por qué? ¿Y la gomina? Ays. No voy a seguir porque, si sigo, luego tengo que comentar el kohl de Maria Angeles Grajal y prefiero morirme. En cambio, y manteniendo el hilo argumental del hato y el trato, a Eduardito Casanova le sienta bien. Desde aquí, soy fan. De él y de su abuela. Qué chiquito tan bien educado. Da gusto y no con Colate que, será un encanto, pero debe cuidar su política de comunicación porque da un aspecto terrible. Nada que ver con la Ministra Espinosa, de Alma Aguilar de pies a cabeza, que debiera replantearse, en cambio, el ser tan apocada. Hija, anímate un poquito, mira a Paloma Lago que no para quieta y, en un hora, lleva ya cuatro vestidos... Pero ella no, ella no domina el volumen ni el tacón como mi Cayetana (Guillén Cuervo). El show bussines, que da tablas. Beatriz Luengo, por ejemplo, con ese pelo de ese largo imposible, y genera revuelo y Rossy de Palma y su niña, ambas con coletero florido, hasta yendo al baño, montan espectáculo. Y de hombres, ¿qué? Pues a falta de un Jordi Mollà, un cocktail con Grey goose, zumo de limón y manzana, nuts liqueur y unas gotas de angostura. Un Hanibal Laguna.

martes, 16 de septiembre de 2008

Entre troupes anda el juego

He recibido varias llamadas reprobatorias. De vosotras. Por mi actitud. La de ayer. Entre violenta, agresiva e, incluso, hiriente. Es que, caris, compredme, me ví en plena Cibeles, besuqueda por guapos como Rubén Sanz, al que hago unos ojitos que me voy a quedar bizca, y agasajada por makes up, trapos y bolsos es normal que me venga arriba. Me visualizo y soy como Anne Wintour, con el celular en ristre y rollo compra-vende, compra-vende. Y eso que servidora es más Suzy Menkes. Lo digo por el tupé no por la circunferencia. Que también. Y no quiero seguir hablando de tupés que hago pucheros. Porque sí. Ya estoy venida abajo, a vuestro nivel, vaya. Es que a parecidos jugamos todas, reinas. Y ayer Carlos García-Calvo, al que idolatro, me dio el suyo y razonable. “Ana Condez”, me dijo, a lo que yo me cuadré ipso facto. “Te has cambiado el look”. Tragué. “Tienes el cabello talmente Ana Botella”. A mí me asaltaron los recuerdos del verde pistacho y el sastre con hombrera en V y se me saltaron las lagrimas. Pero, nenas, qué va. Que Ana Botella está estupenda. Que es tener un rumor en la calle sobre la hombría desatada del marido y que te venga la belleza, así, como un caballo desbocado sobre pómulos, mentón y labios. Vamos, que Carlos me echó un piropo. Sólo por eso, feliz que estaba, me equivoqué y entré en el desfile de Elio Benhayer, que era como entrar en el de Pierre Balmain en el 83. Pero el error devino despiporre y, no sé si fue por la laca, que quedé extasiada. Como el agujero de ozono. Me puse enfrente de Aurora Bautista recitando aquello de “No lo despertéis, el rey no está muerto, el rey está dormido” pero solo conseguí que Tessa de Baviera se quedara ojiplática. Y Laura Valenzuela también, aunque esa expresión la llevan a todas partes. Como Charo Palacios el pasador y Alyne Romanones el cardado con presilla. Beatrice d’Orleans innova, sin embargo. Con Elio, tailleur gris, y con David Delfin, blanco y zapatos bicolor. Moderna. Es que las butacas de DD fueron como una segunda parte de Tacones Lejanos. Pedro Almodóvar -que no sé ya si graparme en una teta un cartelito que ponga “Te necesito” para ver si llamo su atención- y Miguel Bosé, con una tripa que la llama, la atención, digo, aparecieron en un descapotable a las 17:00 de la tarde como dos toritos bragados. En la barrera, Bibiana, más que ayer pero menos que mañana porque cada día está mejor; Alaska y Mario, a los que adoro; Elena Benarroch –nena, una estolita de zorro, qué te cuesta-; y Mariola Fuentes y Antonia San Juan que ¡coincidieron con el mismo vestido! Ellas se hicieron fotos porque son así. La que suscribe, como en Solo ante el peligro, pistola que te crió y, la que más tarde desembuche, a casa a cambiarse. Vale que no todas tenemos el armario de Eloisa Bercero, pero un wrap dress de Zara, sí. Coincidimos en Miguel Palacio. Eloisa, Marta et moi. Marta Sánchez ahora es megasobria. Gris rata en: vestido, leggin, botita y complementos. Y melenón extra rubio. Como el de la Ministra Salgado en Juanjo Oliva pero más “Hola, soy Ministra”. O sea, “Me mola la moda pero nunca canté ‘Soldados del amor’, si no ‘Al Alba, de Aute”. Aunque, para melena, la de Sergia Arola. ¡A mí, unas tijeras! Y un copazo Juanjo Oliva con Grey Goose, Cointreau y un toque de lima. ¿Hace o no hace?

lunes, 15 de septiembre de 2008

Yo Dona, Yo Ideal

Que alguna de vosotras, queridas lectoras, me defina el concepto “ideal”. (Ya estará la marisabidilla de turno con el bracito levantado como si esto fuera una canción protesta). Pues que se esté quieta, que me estoy poniendo mala. Servidora, cual María Moliner, tiene la respuesta: Fiesta Yo Dona en Homenaje a la moda española en Cibeles Madrid Fashion Week. ¿Cómo os ha quedado el ojo? ¿Cómo el de Naty Abascal con 7 litros de rimmel? Porque, ¿qué me decis de una Anne Igartiburu con un vestidito globo color fresa tomando su cosmopolitan sobre el capot de un Lancia color champagne? Caris, esa era la estampita de bienvenida al party. Un encuentro exquisito en un recinto donde nuestra revista de referencia había recreado una calle Mary Poppins style empapelada con cuarenta portadas diseñadas por los modistos más importantes de este país ¡Y colgando sobre paredes rosas! Porque, sí, Charo (Izquierdo), debemos ser superchulas y superdivinas ¡abajo el gris de las cifras económicas! ¡viva el rosa chicle! Vale que servidora ya llegaba sobreexcitada. Venía hiperventilando del desfile de Agatha Ruiz de la Prada, del que me quedé prendada por: 1) los pantalones con armazón globo 2) los tocados en torre de cajas de bombones 3) las piernas y cutis de la diseñadora. Agatha, por favor, tu secreto, ya. Estoy convencida que la misma marisabidilla de antes o otra cualquiera estará comentando que loo –por alabo- el físico de mi primera dama porque es eso, mi primera dama. Pues pocas de vosotras, reinas, tenéis las piernas que mi Agatha. Ahí queda. Y no sigo con la piel porque no quiero ser hiriente... Pero es que no sólo fue lo de Ágatha. Estuve acompañada de mi íntima Carmen Duerto, que es como Carole Bouquet en su físico y como Melannie Griffith en sus cambalaches stiletto-bailarina, con quien piqué en lo más alto. Os diré que María León nos espera en Pedro del Hierro para que elijamos prenda, mona que es la chiquita, y Elvira Rodríguez, que es lo más, nos reserva hora y mesa en la Asamblea. Esta semana no puede, tiene reuniones o no sé qué de la región pero, la que viene, nos hacemos unas tortitas y un Marie Brizard. Vamos que sí. Si hasta el embajador de Francia, Bruno Delaye, que mira que me gusta a mí esa melena que le perdonaba yo el 2 de mayo y la batalla fresera, fijate, nos prometió un pitillo electrónico de última tecnología que echa vapor de agua. Yo le dije “Espíreme señor embajador”, falta de nicotina que estaba, y se me rizó el cabello. Como la barbita de Carlos Díez se me quedó. Rollo fibra aislante. Carlos, te adoro. Y, allí nadie, salve decir, tenía la melena fosca. Lemoniez, engominadito; Duyos, con una sonrisa que me dedicó como el paseo de la fama, rapado; David Delfín, sin un tinte, gracias a Dios; el modelazo Rubén Sanz, perfecto y de punta; Schlesser, cortado a cuchilla y con camisa impoluta; Espido Freire, que no sé por qué tiene nombre de braga nautica, con raya en medio; Montesinos, con boina de ganchillo, o sea, gauche divine que es él; y Antonio Fournier, bañado de sol... Que, por cierto, este gentleman a punto estuvo en un desliz de romper la entente cordial que mantengo con Beatriz d’Orleans, en rojo oriental... Menos mal que Covadonga O’Shea limó asperezas... Una buena perla en un momento justo deja muda a cualquiera.

Exclusivas a mí

La semana que viene me toca a mí. Tengo ese pálpito. Ivanka ha abierto la veda. ¿Cuántas ricas herederas conocéis que lleven a cabo una labor empresarial que lo flipas y, aunque tengan un cuerpo de escándalo, un pelo divino, una piel que se caga la perra, no son para nada ni frívolas ni superficiales, es más consideran que el color naranja favorece la vida al Dalai Lama y que la leche de soja tratada sin productos biológicos es el futuro del lacteo y de millones de chinos en su arrozal? Evidentemente, Ivanka e Moi. Está de Dios que, en escasos minutos, Hola, nuestra biblia del cuché, caiga en la cuenta y me llame. Adoro a Ivanka. Y ella a mí. Somos tal para cual. Hasta en el detalle más tonto. Por ejemplo, yo también cojo el teléfono con mi stiletto apoyado en una cómoda y el cabello en cascada cual Heidi Lamar girando sobre un sillón de oficina y cuero extragrueso. Luego, mummy echa un poquito de océdar sobre el contrachapado y yo me pongo una mantita eléctrica en la contractura. Y ni que decir tiene que Mum también lleva un moño italiano oxigenado y duerme con la cabeza envuelta en plásticos de embalar y módulos de polietileno. Como Yvanna, su madre. Así no se despeinan. Por cierto, qué reportaje tan espectacular. El de Ivanka, digo. El de Isabel Pantoja que bien podría haber celebrado sus 134º lavados con henna negra, la compra de la 51ª epylady rowenta o el 13º aniversario de sus carillas porque una celebra porque le sale del higo, es de una pereza que yo me dormí sobre las cejas en arco de Kiko, al que su madre define rollo adivinanza. Sí. Rollo: “¿Qué es una cosa verde por fuera y blanca y con pepitas por dentro?”. “Una chirimolla, ¿no?”. Pues ella empieza: “¿Qué es una cosa fea por fuera...?” Y ya no hace falta que siga. Todas tenemos la carita del muchacho en mente. ¿Y qué ni menta a Julián Muñoz porque posa en el hogar donde vivió su amor con Paquirri? Pero si Julián Muñoz ha comido en esa casa más macarrones, que le encantan de cena como sabemos desde su estancia carcelaria, que bulbos pilosos tiene la tonadillera... Mala me pongo, mala. Como Raquel Sánchez Silva en las sobremesas de Cuatro. Mala. No sé si es que la iluminan mal o la pinta y la peina Arantxa Sánchez Vicario, que está descubriendo su cuerpo porque está enamorada y acaba de descubrir que existe el rimmel transparente y la depilación del bigote, pero el caso es que esta muchacha parece una monja con problemas. Pero con problemas gordos como los de Arianne Artiles y Fonsi Nieto. Ella no podía con esas americanas blancas y esos zapatos de punta levantada en hueso y bespuntes como si saliera de fiesta con un grupo de albanokosovares, y él, ese cuellito tieso como un ajo. Total, que se han separado cuando todas sabemos que Fonsi ha estado más tiempo con Pepón Nieto que con ella. A ver, Pepón carece de cuello. Pero es buen actor. El registro de “soy un Pepón” lo domina con los ojitos cerrados. Según Woody Allen, Javier Bardem, ni eso. Que mucho no me afeito porque soy un actor comprometido pero que de Stanislavski sabe tanto como la gallina de Paco Martínez Soria. Qué recuerdos esa gallina, siempe bajo el brazo, dando tipismo y tópico rural... Ahora tenemos a Paqui Peña para ese cometido... Y es total.