martes, 30 de septiembre de 2008

Sangre de mayo, amor de otoño


Ni felicitarla pude. Con lo mona que va siempre, que no le falta detalle con su broche, sus sandalias de charol negro y su chaquetita de tafetán antracita de escote cruzado. Pues ni acercarme me dejaron. Que si fuerzas del orden -y qué orden tan aguerrido-; que si presidentes -Alvarez del Manzano, de IFEMA-; que si vicepresidentes -Ignacio González, de la Comunidad-; que si Telemadrid en pleno -Isabel Linares, Manuel Soriano...-; que si directivos -uff, muchos-; que si ex alcaldes -Juan Barranco, del PSOE-; que si jueces -Méndez Dulce-; que si de allí; que si de allá; que si Maroto; que si el de la moto... Total que, imposible hacerse paso. ¿Hacia quién? Hijas, hacia quién va a ser... Hacia Esperanza Aguirre. Que el 2 de Mayo ganó Madrid para las Españas. Bueno, ella no, sus ancestros. Los de todas, en realidad. Los que en 1808 pusieron a los franceses en su sitio y dijeron: «Me cago yo en los enfants de la patrie y en la madre que parió a Paneque». Y, así, movidos por la rabia, la furia española y el cocidito madrileño, lucharon contra el yugo napoleónico y montaron un pollo que ríete tú del de la Pantoja. Qué lástima que no me hubiera a mí pillado aquel conflicto. Me habría puesto mi redecilla con mis madroños, mi trabuco, mi calcetín largo y mi bigote y habría reivindicado la fresa de Aranjuez como una loca. Patriótica, pero loca. En plena Hermosilla con Núñez de Balboa plantaba yo una barricada como un pino ¡Oye! Ahora que lo pienso. ¿No vive en esa esquina Sara Montiel? ¿Y la manchega, con esa edad, no sufriría en carnes propias aquella guerra? ¿Acudiría por este motivo al estreno del último film de José Luis Garci, Sangre de mayo? ¿Habrá servido tal vez de asesora histórica? ¿O estuvo en albis friendo huevos con puntilla a Marlon Brando en Hollywood? No sé. Anoche, a puntito estuvo de jurar y perjurar que también se los preparó a Paul Newman pero, de su connivencia con las guerrillas de Manuela Malasaña, nasty de plasty. Va a ser que no. Que García de Cortazar y su corbata rosa en fantasía fueron en realidad quienes ayudaron al oscarizado director a reconstruir el espacio-tiempo del Madrid decimonónico. Por cierto, ¡ojo! qué pesado Fernandito. No había flash que no cazara. Menos mal que llegó otra corbata rosa de más empaque a hacer Justicia. Era la de Bustamante, padre y esposo y con aspecto de ser ambas cosas, de tener acciones, leer el Financial Times y de jugar al pádel. Paula Echevarría, nena, qué manita tienes. Y qué naturaleza. Hace dos días que dio a luz y ya está espléndida en gasa color burdeos. Casi el mismo tono de cabello de Carlos Larrañaga y su ex, que no sé si sigue siendo su ex o si ambos juegan a ser Gunilla y Luis Ortiz. A lo mejor es que se les rompió el amor pero no el famatint. O que el amor recorre senderos insondables. Alfredo Landa, por ejemplo, surcó los del odio y ayer amaba a José Luis.

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