miércoles, 3 de septiembre de 2008

Revolucionaria a mi pesar


Nenas, que Benicio del Toro es igualito igualito a Brangelina. A la parte rubia de Brangelina quiero decir, al otrora Brat. Pitt. Son clónicos. Uno, en destellos dorados, y, el otro, en brillos azabache. Perdón, en rubio nórdico 8/7 uno y en castaño ceniza 4/6, el otro. Es que lo ví anoche. A Beni. Monísimo. Ideal. Habla español. Bueno, como los dibujos de Hanna Barbera. Y tiene unas ojeras donde servidora estaría navegando día y noche entre aguas color malva... Eso sí, llevaba una corbata de fantasía que eso más que fantasía era un logaritmo neperiano del color y de la geometría del horror. Tela telita tela el cuadrante en color yema... Thank’s God que todo lo demás que le cubría era ése total black que sirve tanto para parecer intelectual como para disimular la cadera ancha y subida. Es que vino a la prèmiere de su última película, El Che, de Sodebergh, un biopic sobre la vida y milagros de este revolucionario que queda tan cool estampado en una camiseta extralarge sin mangas combinado con leggin en topo, botita plana arrugada rollo gnoma y cinturones ácidos tipo Boy George, con tachuela y súperfinos, ya sabéis ¿no? Ya estará alguna -que me lo estoy figurando- insultándome y diciendo que soy una frívola y que no tengo ningún respeto por este líder popular y que bebo Coca light porque soy una imperialista. Vale. Yo os digo mi verdad: hablar de política siempre me ha parecido de mal gusto y, encima, como en torno al Che hay tantas controversias, que si para unos es el paradigma del levantamiento del pueblo contra la opresión y que si para otros, como en San Borja donde este bendito fue asesinado, que era como JR pero con hawaianas en vez de con botita campera, me quedo con aquello sobre lo que todas estamos de acuerdo. Esto es: que su estampa en las camisetas extralarge es trendy de flipar. Además, que de política hablaron otros. Santiago Carrillo y Gaspar Llamazares, en naúticos y jersecito al cuello, que dónde vamos a parar... Ni peluca ni chaqueta de pana ni siquiera una barricada como tocado. Nada. Look Massimo Dutti. Pero si hasta Soraya Saénz de Santamaría estaba en el estreno... El viaje al centro, digo yo... Cómo me gustan los zapatos de Soraya. Es de las que bien cree que, con un buen zapato y un buen bolso, ya puedes ir con un bambito morado que no pasa nada. Y tiene toda la razón. Otras se dan al manchurrón y la gasa color violeta con zapato de plástico y dan ganas de matarlas. Véase Carmen Alcayde que sigue respirando y por menudo pecho... Que ya se podía dar por aludida Goya Toledo que, hija, qué gusto de delgadez, tan escurrida, tan así como que me caigo por falta de vitaminas... Como Unax Ugalde, a quien parece que lo único que le nutren, las vitaminas, digo, son el cabello y el bigote... Qué cosita tan pequeña y tan peluda... Y si no fuera porque sabía que era Pepe Blanco, hubiera pensado que su paso también era como una ratilla. Cómo corría para que no le fotografiaran con su traje gris perla tornasolado... Los ministros Corbano y Salgado, en cambio, sí posaron y hablaron, incluso dieron clase de historia panamericana. Yo preferí atender al único americano que me interesaba: Santiago Cabrera, geografía hecho hombre.

1 comentario:

lila dijo...

Hola niña,

Pero que salaaa!!!! Estoy de acuerdo contigo la corbata de Bencio era un poco hortera, pero te digo una cosa aunque daltónico un poco fondón me lo quedo, me sigue volviendo loca esa sonrisa, y esa mirada que te dice” no soy tan malo como dicen”
Me encanta que pase de lo que dirán, y que no sea nada frívolo muchos quisieran parecerse aunque fuera o fuese un poquito.
P.D. tu que parece que tuviste la oportunidad de conocerlo,a que huele??? Lo se parece la pregunta de una conocida marca de higiene femenina pero huele bien??