lunes, 16 de febrero de 2009

Trenzando palabras de amor


Trenza. Quiero trenza de raíz con pasador. Búscamelo repujado eh?! Necesito el mismo efecto que Hellen of Bourbon. Porque yo, otra cosa no pero personalidad, tampoco. Nena, es que estoy liadísima con mi lectura. “La Infanta Elena, la reina que pudo ser”. No puedo parar de pasar página como Isabel Pantoja. Ella, en el amor y el photoshop, tanto que bizquea cual mona chita -¿ese eye linner antracita no te genera desasosiego?- y servidora, en la literatura. Me tiene el relato subyugada, que viene de yugo y yo siempre he sido mucho de sometimientos. Que, ¿quién es la autora? Carmen Duerto, que es un amor, princesa allá donde vaya y reina de las letras, que me lo regaló por mi cumple antes incluso de que el manuscrito llegara a las estanterías. O sea, el no va plus. Con Carmen Lomana y Los Morancos de testigos. Sí. Ellos pueden atestiguarlo. Son rubios like me y solo dicen la verdad y nada más que la verdad. Es lo que tiene la biondez, que no admite dobleces. Asistieron los tres a mi celebración. Muñoz Escassi se nos coló y me mandó callar. Fortísimo. Me quedé sin palabras porque 1) No tengo edad como Gigliola Cinquetti y 2) celebro onomásticas y soy superfeliz. No permito que una ceja depilada me amedrente. Además, estaba a lo mío, a lo que estaría cualquier mujer materialista y consumista como Dios manda, es decir, a no dejar escapar una ocasión tan prometedora como un cumple como la que no quisiera la cosa cuando, precisamente “la cosa” véase “la crema” “el foulard” o “el bolso” es lo importante. El amor dicen que está en el aire, al alcance de cualquiera y qué decirte, moi exclusivista a tope. Por eso, me paseo por la embajada de Francia del bracero de Jean Renó como la Mari Pepa con Don Hilarión y acudo el fiestorro de Mango y Arco marcando tendencia. Matadero, gin tonics de pétalo de rosa, artistas conceptuales y abstractos con instalaciones audiovisuales… Todo muy yo. Muy no sé… Cómo decirte, muy… total. O sea… súper. Por eso, no me pareció nada extraño que Mó Cruz innovara con la mecha californiana y la extensión compulsiva. Era una creación capilar en donde las proporciones se pierden a favor del espectáculo y el más difícil todavía. Sin extensión sería como Yul Brinner. Con ella es Campanilla folk. Arianne Artiles, apostó por la sobriedad de los ochenta, rollo corista Robert Palmer en lycra negra. Con media color visón. La trasgresión en su caso pasa por el color visón. En otro momento, habría cogido una recortada para acabar con ella rollo Valerie Solanas vs. Andy Warhol pero recordé el brillo de la cabeza pensante de Montesinos en Pronovias y esa luz me llamó por otro camino. Como a San Pablo. Él cayó de un burro, yo de mis stillettos. Y eso que, nada que ver con los de Natalia OT en el estreno de Slumdog Millonaire. La première en Londres fue total. Con Natalia haciendo posturitas aquí en las Españas ya te lo digo todo. Cómo será, que me impresionó María Jurado, su melena desafiante y su nariz extralarge…

lunes, 9 de febrero de 2009

Ya no soy agnóstica, creo en Lomana


Querida, te he sido infiel. No es algo de lo que esté orgullosa pero, siempre he sido débil con las esteticiennes… Sé que no quieres escucharlo, que me castigas con el secador extradry de tu indiferencia, como los niños de Junior al cantante de Anduriña por no utilizar tinte multifacetas, pero es que tengo una excusa, una excusa de fuerza mayor. Carla (Bruni), reina de los franceses, requería de mis cuitas. Ya me lo anunció mi íntima Teresa Zueco que se la encontró en Le Dîner de la Mode contre le Sida en París. “Te va a llamar. Está fatal la pobre. Fatal”, me dijo, aparte de que me puso en alerta de la calvicie y el ostracismo social que está sufriendo Bellucci... Dicho y hecho. A los dos días, Bruni me envió un burofax porque ella es así oficialista, centralista y regia y cari, yo no podía negarme. “Te quiero aquí STOP cojones STOP”. Era una mujer desesperada la que hablaba. Y, nena, no sería yo, mujer de braga y combinación, la que iniciara una nueva revolución como una desarrapada sans culotte. Total que, quedamos en Alexandre Coiffeur, en la rue Matignon. Ésa es mi culpa. Fustígame si quieres, pero debía estar con ella, es mi amiga y necesitaba que le cogiera la mano. Hay momentos en la vida en que una mujer no puede sola: Debía alisarse el flequillo. Y el labio superior. Pero además, estaba nerviosita perdida. Primero, que está vendiendo su casa en Turín. Yo, que estoy muy en la búsqueda de mis raíces, me puse grave y le dije que eso sí que no. Que no puede dejar atrás su italianidad, que por eso no se halla. Rosita Missoni, que inauguró el otro día una exposición de la Firma en el Istituto di Cultura, está feliz como una perdiz. Es un torbellino de colores como Lola Flores pero en geométrico e irradia satisfacción y eso que, ese pelo blanco a mí, me quitaría la vida. Total, que hay que pensar en lo que trasciende a una, en algo superior. Yo mismamente, no soy agnóstica, creo en Lomana. Lomana, mi Carmen, es mi referencia, mi norte, mi diosa de pómulo altivo. Me ocuparé de que las líneas 51, 1 y 74 de autobuses, los que recorren Serrano Street y Ortega y Gasset Avenue, lo lleven en sus flancos: “No somos agnósticos, creemos en Lomana. Maquíllate”. Nos pusimos de acuerdo Carmen Duerto et moi para que yo hiciera las pesquisas con Alberto (Ruiz-Gallardón) por lo que hay entre nosotros, ya sabes. Es que la Duerto está liadísima ella con su libro sobre Hellen Of Bourbon, o sea, la Infanta. Me tiene intrigadísima. Le pregunté sobre el capítulo: “Mil y una formas de hacerse una trenza de raíz” y el de “Mi pasador del cabello y yo. Amor repujado” y no hay forma. Que lo lea, dice. No obstante, lo que más turba a mi Bruni es que a Sarko ya no le gustan ni sus spaghetti ni su pesto ni las pizzas que elabora en bailarinas acolchadas de Dior. O sea, que están partiendo peras. Sólo le faltaba que Michelle Obama le hiciera sombra y eso que el mostaza es el nuevo negro... En París no les dan ni un telediario y el pueblo, encima, que siempre es pesadísimo y se echa a la calle por menos de nada porque en sus pisos de 20 metros cuadrados no hay quién pare, se le ha puesto de manillas con Huelgas Generales. Tuve que entretenerla. Le conté lo del estreno de Dieta Mediterránea, con Massiel con unas patorras que eso era digno de verse como un documental de naturalezas extremas. Qué pa-to-rras. Si se llega a poner un tacón cubano como Paco Toledo, te digo yo que la cazan y experimentan. Y luego, lo de la relación tipo montaña rusa de Jon Kortajerena y Esther Cañadas. Él, cual Tom Ford con flequillo, en momentos álgidos, y ella como la Niña del Pompón, con efecto minitrencita, a punto de recorrer las pasarelas del Carrefour. O sea, a la baja. Nos reímos. Tampoco mucho, que se arrugan los belfos.

martes, 3 de febrero de 2009

Penélope bien vale una misa.


Porque es suma sacerdotisa del cine.Del universal, en genérico y del español, en relativo. Y no es que lo diga yo. Es que hasta Benicio del Toro lo proclamaba a los cuatro vientos. «Que ¿qué me parece España? ¡Un fiestón! Pero si tenéis a Penélope». No sé si con esta frase queda claro el concepto suma sacerdotisa, pero yo me entiendo. Además, cuando una estrella de Hollywood, teñida, vale, pero estrella de Hollywood, afirma que lo mejor que hay en este país, más allá de las Cuevas de Altamira, del Escorial, del jamón o de las tortillas de patatas con cebolla, es Pe, va a ser, nenas, que va a tener razón.
Cómo será la cosa que la Cruz ya no opta por lo fácil. Qué va.Qué sencillo habría sido llegar como un pollo en rifa o sea, con un megacancán rosa palo en plumas de tul de Versace o con un palabra de honor de Ralph Lauren en azul eléctrico gritando «Pedrooo» como una enajenada. Ya, no. Ella, ahora, actriz de método, con dos candidaturas al Oscar, prefiere lo sutil: un Chanel de chantilly, sin vuelo, sin empaque, sin cola... Lástima que servidora no entienda de metáforas y lo de leer entre líneas no lo tenga muy trabajado porque, a primera vista, era un visillo...Pero es lo que tiene no entender. Goya Toledo, como es amiga y está también creciendo como artista, utilizó un Dior dorado que, bueno, Dior también tiene sección de oportunidades. Paz Vega, en cambio, que también va alguna vez a Los Angeles a comer Ketucky Fried Chicken y ya se cree que es algo así como la hija de Lee Strasberg, está aún en la fase preoscar, es decir: «Yo la monto parda». Total, que se plantificó un vestido tipo merengue en rosa bebé, con plumas, efecto huevo, pedrería y hasta una pareja de rumanos bailando la balalaica colgando del bracero.
Esto último lo imagino, la verdad, porque la actriz ni se acercó a la prensa. Evidentemente, no tenía nada que contar y si lo tiene es que es superprofundo y yo no estoy para profundidades.Es más, se puso Belén Rueda a echarnos una chapa tremenda sobre lo que significa el cine y la escasa importancia que tienen los premios porque lo importante es el esfuerzo y la constancia y bla bla bla que, hijas, qué sueño que me entró. Con lo mona que iba ella con su Carolina Herrera blanco. Cada vez es más Tippi Hedren. Rubia, gélida y pesadísima. Como Angeles González-Sinde.Cuando la vi, me dije «Ahí va la presidenta del Cine Español».Se quitó el abrigo y mostró su espalda descubierta por Debota & Lomba y dije, «la presidenta ha enloquecido. Viva la presidenta», pero habló y lo de siempre.
Como Mar Saura. Lo de siempre. Con las mismas transparencias mínimas y las mismas turgencias. Qué aburrimiento. Nada que ver con la juerga del traje de picador con el que entró Carmen Machi, firmado por Lorenzo Caprile. Del maquillaje nunca supimos el responsable. Porque hubo enigmas insondables en la alfombra verde como la amistad entre Chesu Puente e Isabel Sartorius, el brussing de Massiel y el vestido de Nerea Camacho. Vaya tela.

Why, Tom, why?


Toda la noche esperándolo. Toda la noche. No hay derecho. ¿Tu te crees? Con la cocina empantanada. Yo, to’l santo día friendo croquetas, que le encantan. De cocido, con su pata de pollo y su hueso de jamón. Y no vino. Ay, qué vergüenza. Ya me lo dijo mum antes de que la mandara al bingo: “¡No te quiere ni un poquito!”. Y no me quiere. No me quiere. Tom. Fíjate lo que me dijo el zalamero: “Ana, tú no te preocupes, hago cuatro moñeces en la plaza de Oriente que, por cierto, está hecha un Cristo, y a las 9 pm –que es muy americano, las cosas como son-, hago como que me tengo que ir a echar unos rezos a la Iglesia de la Cienciología, cambio de sentido, y me tienes en tu lecho manso como un corderillo de Winconsin”. Y yo, que soy una tonta, me lo creí. Una tonta enamorada. Pero, ¡si lo estuve viendo en Madrid Directo y no era capaz de decir ni esta boca es mía a tanto beso, tanto magreo y tanto pellizco como le dieron esa panda de lagartas que se congregó a las puertas del Teatro Real! Ya lo sabía yo. Si es infiel a Katie conmigo ¿cómo no me iba a torear a mí con una de Villaverde y brackets? Normal, en el caso de Katie que se le va el ojo pa’cuenca pero ¿y yo? No aprendo. Si es que no aprendo. Me lo dijo Falete el otro día. “Ana, cuidadito con Tom Cruise que mira cómo estoy yo, comiendo perronillas”. Y sí. Come perronillas, cacahuetes y hasta una batería de cocina y dos cuberterías de 12 comensales si le dejan. No tiene hartura. Lo vi en Fitur. En gama de sedas y terciopelos negros. Comiendo delicias turcas en el stand de Turquía. Algo así como gominolas con azúcar glass, lo mejor para sus nervios, su terciopelo, la cinturilla de la braga y su font du teint azafrán. Pero es que, a ver, lo suyo ha sido mucho. Las cosas como son, Tom Cruise mide 0.90 centímetros pero es un estrella internacional con su tetilla caida, pero estrella internacional, pero Isaac aparte de pesar 100 gramos y autosecuestrarse para recorrerse los bingos de la comarcal Antequera-Mijas, a mí que me digan dónde tenía su gracia... Sí... Falete debía saber dónde la escondía... Qué vida ésta. Unos escondiéndose como ratas engominadas que son y otros enseñando como si nos interesaran algo sus carillas... Lo digo por Bustamante que se convierte en protagonista de un reality show por internet y móvil dónde sale él y nada más que él. Él con su cepillo de rulo gordo peinándose las sienes. Él y su blanqueante dental. Él, engordando... Visto así me parece interesantísimo la verdad. Desde las fotos de Urdaci en la Magazin vestido cual Tintín Queer nada me había llamado más la atención. A Urdaci en Pamplona le habrán dicho de todo: Dónde compra el colorete fresquilla, si usa media o leotardo, si el rubio era natural o mecha sin amoniaco... En Ibiza, en cambio, habría pasado más desapercibido. Casi tanto como Misha Burton que hizo un viaje relámpago a Madrid para promocionar su trenza craneal a lo Irina Timoshenko y no la vio ni perry. Ni Perry, así como te lo digo. Porque se parece a Yola Berrocal con su labio recién puesto y plisado y como le ocurre a la interfecta manchega, todo el mundo pasa de su jepeto. Podría ser menos taxativa pero, pa’ qué si ella encima para dos preguntas que la hacen, se pone a criticar a Paris Hilton. Que si no le gusta que le comparen con ella. Evidentemente, Misha, reina, si eres como un piojo en casa de los Hilton... Es que me pongo histérica... Decía lo de Ibiza, que no se me ha ido la pinza, porque ha cumplido no sé cuántos años de paraíso natural y fíjate si para celebrar tamaña efeméride no podría haberse cortado Arantxa de Benito ese pelo que es un atentado contra los Derechos Humanos y hasta el Icona, mira loque te digo. Pero no, visitó el stand de la isla en Fitur con un look Gucci campiña folk que emularon Elenita Furiase, Priscila de Gustín, que se perdió entre tanto complemento o la niña Aresu que mira qué grande está ya la niña... Ay, visto lo visto, no sé si hubiera sido mejor que urbanizaran el islote...