lunes, 6 de abril de 2009

De Mangos y otras frutas

“¿Quién es ese muchacho que da el coñazo a Mó mientras Mó permanece hierática como una Vestal de cabellos hiperespesos, piernas de alabastro y carita de ‘ay qué ajco me da to’...’ porque su expresión oral es inexistente?”. Toda la noche con la misma cantinela. Venía a amiga. “Uy, pero si está Mó ligando” y acto seguido, lo que te he dicho. Venía otra. “Anda, pero si está Mó en la barra con su cabecita convertida en un canto a la extensión”. E, ipso facto, la pregunta de rigor. O sea, cúal era la gracia del muchacho. ¿Tú te crees? Cómo si servidora fuera la tercera hermana Cruz y mi padre llevara levitas blancas, con zapato blanco y camisa con cuellos de pico... Pero, como si me importara algo, conseguí enterarme del bautismo. “Jonathan. Se llama Jonathan, que es un nombre muy común en Leganés Centro y en dos días, pasará a la historia como Miguel Ángel Muñoz e, incluso, como la madre del interfecto con su cabello oxigenado y sus robos de colonias de Hotel o el novio de Leticia Sabater, desaparecido”. Y gracias a ese golpe de mano rollo ‘Soy el novio de Belén Esteban y abandono el hogar porque no te aguanto’, pude disfrutar de la fiesta de la semana: Mango. Y ahí la que preguntó fui yo. “¿Un Armani lo de Naty, no?” Hija, parecía indudable. Negro, líneas masculinas, elegancia a la italiana, con ese toque funcional sin menoscabo de la femineidad. Ah, y por supuesto, un joyón excesivo. Y no. Mango. Una maxiprenda en concepto que no en tamaño, porque la legendaria maniquí que no habla, si no que burbujea, mantiene intacto el talle, que englobaba chaqueta, camiseta y gargantilla todo en uno. Porque Mango innnova, tanto, que ahora confecciona para hombre. Y qué hombres... Que niños los de Natividad, qué mentoncito esculpido con escuadra, cartabón y cincel. Ay. Y qué cejas las de Fonsi, como una alfombrita de crevillente, por las que ahora pasa la aspiradora, por cierto, Carmen Jordá, pilota profesional que me mola el concepto “pilota”. Y qué golpes de secador los de Fernando Tejero que, si se ahuecara los abuelos, sería como el Puma pero con carita de comadreja. Venía el chiquillo de la puesta de largo del Festival de Málaga y, el pobre, ya se puede poner un traje azul petróleo ideal que a mí siempre me parece que va a sacarse un manojo de llaves en cadena del bolsillo. Pero estaba mono para celebrar el cine español... Yo, bastante tengo con celebrar que Soraya y su cuello tieso como un ajo, pero un ajo tiesísimo y de Pedroñeras ganen Eurovisión. Midió sus fuerzas con la representante turca en la Boite y, pa’mi, que ganó el lance. La otra llevaba una cola de caballo infecta y de tres pelos y no la ví segura de sí misma. O eso o que Massiel, la maestra de ceremonias, le echó el aliento y quedó nockeada. El caso es que cantó fatal. Y Betty Misiego, a la que tenían encerrada en un corralito por vip y por precaución no fuera que su moño perdiera tensión y muriéramos todas por el disparo de sus cerdas, no movió ni un músculo facial. No lo hace nunca, también es verdad. Así estuvo moi aussi en la inauguración de la tienda de Prada en Serrano y repetí modelo facial con Nicolas Vaudelet mientras se subía en el nuevo idem de Lancia. Inerte ante tanta maravilla hecha bolso y zapato ya sea de Miuccia o de El caballo. Y suma y sigue cuando Carmen Lomana epató con un Prada vintage. Carmen sí que sabe.