lunes, 29 de diciembre de 2008

A solateras por Navidad


Sola. Lo que se dice sola de sola. Que tuvieron un pollo, pero pollo gordo. Y es que es lo que tienen las Navidades, que no te ves nunca y en la cena te acuerdas sin esfuerzo alguno de porqué nunca no te ves: ¡porque no te soportas! Mum y servidora mismamente. Estaba yo haciendo unos blinis con salmón ahumado que me sale riquísimo cuando me dice irónica ella: “Tienes las puntas abiertas y el cardado demasiado esponjoso. Ah, y lo estás metiendo en la nata agria. ¿Forma parte del acompañamiento?”. No llegamos a la mesa. Que si la quería matar porque sufre de anisakis. Por mí, como si se le para el corazón. Nos enzarzamos en el pasillo. Calva, la dejé calva. Pues Tita, Tita igual. Me llamó para contármelo. Que ni a casa por Navidad como el del turrón de El Almendró. Que Borjita se ha cogido un globo que no veas porque ya lleva tres sesiones de paternidad y, ella, que es genetista frustrada, como Mendell el de los guisantes, no lo ve claro y no lo ve claro. Total, que el niño está como un monito y el otro niño, o sea, el bebé, según ella, procede de un señor de Murcia. Un no parar. Ya le he dicho: “Tita, cari, que se nos va a quedar ciego el muchacho...” Le dio asco, la verdad, pero sigue en sus 13. Pero, pa’ mala idea y disciplina como un sargento de la Guardia Civil con bigote, porque tiene bigote, espeso y poblado, Blanca. Qué te voy a decir que no te imagines. Se le ha puesto el moño tieso y menudo genio. Más genio que tetas que, ya es decir. Que nadie le pone en entredicho, que ella se pone nippels y tacón cubano pero que es una señora con mechas como Dios manda y el pelo fosco de mujer madura inclusive, y que le pega dos chufas a quién se le ponga por delante y no se le mueve ni un grumo de colágeno. Resumiendo, unas Navidades durísimas ha pasado Tita. Menos mal tiene paga extraordinaria en el Patronato del Museo porque es que yo la veía liada con las compras y el gloss me dije: Ésta es capaz de empeñar el Rapa Nui ése por un suje, de La Perla, pero suje a fin de al cabo. Yo, que lo he sabido, porque las amigas lo sabemos todo y no somos como Isabel Preysler que te abandona por una fiesta de nada con Carlos de Inglaterra, me la quise llevar al estreno de “El lince perdido” donde ella se podría haber entretenido entablando conversación con Elvira Lindo o con Antonio Muñoz Molina que son como intelectuales y llevan zapato plano y combinan tergal con terciopelo haciendo aguas pero, hija, que no hubo manera. Que no y que no y que no. Ella, con la perra de que podría haber mandado un Chrisma royal style con todos sus niños vestiditos de domingo en plan “Soy infanta del Arte”, o sea, con Borjita y con sus niñas nuevas que a mí, personalmente, me dan miedo. Las he visto en foto, la verdad, pero eso de que no pestañeen me genera desconfianza. Muy pesada, así como te lo cuento. Bastante tengo yo con que Paris (Hilton), con eso de que le han robado en su chalete de California, todavía no me haya podido chivar el régimen de adelgazamiento de Britney Spears que de pasar de estar pedo tol’ santo día, con un acné rollo paella que eso pasaba de virulento, y unas extensiones de nylon, ahora está reposada, tiene el cabello espeso y rizado y una tez de porcelana. Como la de Isabel gracias a Porcelanosa. Alicatada en Londres. ¡Viva el fotoshop y esos genes que Tamara y Anita me vuelven loca! Loca. Tamara for president, reina, ministra, lo que sea pero Tamara ya. Punto. Está bonísima. Seguro que el tiempo que estuvo en Francia se hizo el nuevo tratamiento rollo peelling que me contó mi íntima Teresa Zueco que reside en París y que allí hace furor. La semana que viene, te cuento. Es que ésta, se me ha casado y todo gira entorno a ella. La que viene cuando vuelva a girar entorno a mí, te doy detalles.

Las cejas claras y el chocolate espeso


Me siento perdida. Desorientada. Me dejas ahora mismo la melena en pantalla y un perfilador labial y tengo el mismo rictus que Raquel Mosquera, la pobre: mirando a la lontananza subrayando así lejanía y profundidad con la marca antracita de un eye liner. Lo que es la vida y los sentimientos... Las emociones y la mascara waterproof son como los apellidos compuestos. Sonoros, imperecederos, legendarios... Y mi sino en la lista de las mejor vestidas de Hola! va por el mismo camino pero anteponiendo a estos adjetivos el término “fracaso”. ¡¡¡Me cagüen to’ lo que se menea!!! ¡Mira lo que te digo! ¡Ay! ¡Que me pongo loca! ¡Que me pongo loca! (¡Zas!) Siento haberte dado con la mano vuelta, cari. Te pones en la cara una bolsita de guisantes congelados y punto, pero ¿Y mi corazón? ¡ Es que ¡ni un pie de foto, ni una negrita en cuerpo 7! ¡Nada! ¡¿Pero si contraté a una familia de rumanos para que mandaran mensajes de texto durante 12 horas con 20 minutos para el bocadillo y bajo la amenaza de acusarles de ser víctima de sus robos y extorsiones cual María José Cantudo antes de escupir pelos!? Al final, la Cuevas e Isabel vuelven a encabezar el ránking porque, evidentemente, valoran su ingesta indiscriminada de bombones sin menoscabo de su figura, porque si no, no me lo explico. ¡Si te digo yo que se le ocurre a alguien enumerar a las que mejor les nace el flequillo desde la nuca y también la lideran! Hay que jod... Quise sacar el tema con Laura Ponte en los 120 años de Ron Brugal pero, nena, ella, entre que ha diseñado unos zapatos de serpiente en azul Pacífico y que es discreta la muchacha, no estaba por la labor, que le ha dado por bailar como una peonza en ambientes futuristas y no atiende a razones, me contó. En Charada, su local de referencia. Yo le recomendé blogs de tendencias para que viera que soy moderna aunque me quedara muerta con el cuadrito que había pintado Oscar Jaenada para el aniversario, que una es moderna pero su vida interior es más esquemática. Total, que entre mojitos, nos dieron las tantas. Ella con sus coreografías y servidora con sus estilismos. A veces, una mujer inteligente y preparada necesita también de estos momentos superficiales, frívolos si quieres, y más, con las cosas que están pasando en el mundo: la hermana de falda por la rodilla, medias para la circulación y zapatos con punta cuadrada y tacón cubano de Alaska ¿dónde está la ONU cuando se la necesita?; las ganas de expresarse de la Duquesa de Franco cuando ¿dónde está el derecho a la no expresión?; Israel Bayón y Rosauro desafiantes con la A de Andina al viento en el estreno de Nacho Cano y Risto Mejide con la A de gafas ahumadas vivo aún; o la amenaza terrorista internacional, con el frente afgano mismamente en las Primptemps de París... Y de esto último he sido casi testiga: Antonio Fournier sufrió en primera persona este desagradabilísimo percance mientras buscaba una pluma Dupond para su encantadora esposa Ioanna. Fue aterrador, máxime cuando pasó de disfrutar horas antes de un espléndido baño reparador en la piscina del Ritz a verse así, en la calle, sin rumbo y sin orientación y lo que es más, sin su compra. Yo me voy a Aganistán y me cago en la frontera. Te lo digo así. En fin, que no daba crédito ni al relato ni al delicioso ágape con el que me agasajó ni a una pareja más rubia y más estupenda... Va a ser que necesito más tono trigueño... ¡Ya lo tengo! Necesito las cejas albinas de Bimba Bosé en la apertura de Belstaff, rollo replicante. Nena, agarra el H2O2 que vamos a hacer historia.

Adiós al Albéniz


Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar». Recordaba resignada servidora las palabras de Jorge Manrique, cejijunta y mirando a lontananza cuando, de repente, otra verdad tan gorda como la mía me sacaba de mi ensoñación. «¿Que cómo estoy? Pues jodida, y con ganas de coger una metralleta». Era la actriz Pilar Valero.
Otra manera de afrontar los desenlaces. Más drástica y violenta si quieres, pero igual de artística si tenemos en cuenta que, con esa melena dorada al viento y su capa roja, parecía Gena Rowlands en una versión gore de Opening Nights. Y es que, cada mujer es un mundo. No nos podemos dividir, aunque moi siempre haya apostado por ello, en mujeres estupendas de rimmel waterproof antracita y las pobres penosas del rimmel transparente. La vida me enseña cada día que las féminas somos como diamantes multifacetas y frente al Teatro Albéniz, que la realidad puede cortarnos con sus aristas.
Corrían las 18.55 horas cuando un grupo de señoras como Dios Manda pero amantes del arte -es decir, con nuestros visones pero aderezados con bufanda multicolor, gorrito de lana y zapato plano- enarbolábamos la bandera de las artes frente al yugo de las inmobiliarias, que no del inmovilismo que, para eso estábamos nosotras, para movilizarnos, con pancartas, zambombas, zampoñas y botellita de anís.
Dos horas, y el coso teatral bajaría el telón, apagaba sus luces y sus paredes guardarían los últimos aplausos. Concluía una era, aquélla en la que bajabas la calle Preciados quemando tarjeta y dando placer al cuerpo y subías la calle de la Paz relajando espíritu y mente en el patio de butacas del teatro.
El contrato de alquiler de la Comunidad se finiquitaba anoche y el centro del Canal ocupará ahora su corazón y sus desvelos dejando esta sala, de titularidad privada, ante un futuro incierto. «La pasionaria. No nos moverán», ésa tendría que ser la obra que tenían que estar poniendo... Por cierto, ¿queréis un chicle, chicas?».
María José Alfonso, que necesitaba sorbitol para sobrellevar el drama, un paraíso artificial como cualquier otro para amortiguar el dolor. Todas lo necesitábamos. La vida es sueño en cartel, con versión de Pedro Manuel Víllora, le debía de parecer un frenesí, una ilusión inclusive cuando los ánimos eran más del tipo: «Hay que joderse con la especulación». Según me comentó Eva Aladro Vico, hija de Teresa (Vico) y una de las líderes de la Plataforma en Defensa del Albéniz, «el espíritu del teatro, de la cultura, está en peligro» sin que las instituciones públicas hayan hecho nada para remediarlo, incluyendo a mi Alberto Ruiz-Gallardón por cuyas venas corre la sangre del insigne músico que da nombre a la sala.
Del cierre del teatro, si el recurso ante el Contencioso Administrativo no prospera y lo impide, pasaríamos a la demolición y a la posterior construcción de un centro comercial y unos pisos de lujo. «Con el siglo XXI comenzó nuestra lucha...», me relataba Eva sin darse cuenta de que acaba de despertar en mi interior otra, una guerra sin cuartel diría yo.
Pancartas
«Centro comercial, lujo, hummm...», retumbaban las Campanillas de la cercana Cortilandia en mi bien cardada cabecita. Pero no. Mi amor al show bussines era ayer todavía -porque nunca podré decir «de este agua no beberé»- mayor que mi adoración por Amancio Ortega, Isidoro Alvarez y los señores Hennez & Mauritz y volví a sujetar la pancarta que decía «Salvemos al Albéniz» y a ajustarme mis chapas en zarcillo de «Nosotros (corazón) el Teatro Albéniz».
Las cámaras no se hicieron esperar y cómo serán las ondas hertzianas que llegaron hasta el Altísimo y nuestras plegarias fueron atendidas. Minutos antes de que dirigiera mis Farrux hacia casa con el fin de escribir una sentida necrológica, recibí la feliz noticia. Que una empresa privada está interesada en hacerse cargo del teatro y, tras una reforma, convertirlo en un teatro para musicales. «Si lo hacen bien, Ana, y son listos para programar, será un éxito y Esperanza (Aguirre) lo va a lamentar», me dijo Aladro Vico... Y yo que pensaba que en la adversidad, la persona se salva por la esperanza...

jueves, 18 de diciembre de 2008

"A" de "A ver qué me pongo"

No me quiero ni imaginar cómo debió ser la tarde de Paulina Rubio eligiendo modelo para el estreno del último espectáculo de Nacho Cano A, como la A de Amor, o la A de Arte, la de Agua o, incluso, la de Anda Salero o (H)Ay que joderse. Pero que, a lo que iba, que el espectáculo, divino, que en Nueva York ya se lo quieren comprar, pero la tarde de Paulina, una traca. Porque es lo que tenemos las que medimos 0,90 centímetros. Que mucho armario pa’rriba, mucho armario pa’bajo, te pones como un pollo en rifa y, al final, llega una (véase Blanca Romero) con un metro más que servidora y una camiseta de lycra y está estupenda y Paulina, la pobre, pasando con más pena que gloria pese a llevar el PIB de Burundi encima. Vale que la “pena” de Paulina era un total look de Chanel y cuando digo total look, enumero: medias (en bicolor y con logo), zapato -con un tacón para el que hacía falta una escalera-, mini bag acolchado -el clásico con cadena trenzada dorada- abriguito trapecio y pahsmina gris topo. Pastón pero pufff... Pau, cari, con mis manos sobre mi tailleur de Cocó que es lo más sagrado, no eres Carla Bruni... Y eso que le quedaba fenomenal el conjunto con su melena rubia natural acentuada por una buena mecha y que hubiera sido ideal para un Chejov o un Strinberg pero, para un musical, le faltaba una lentejuela. No sé. Necesitaba un broche como Nacho Cano, que es manejable y luce un montón. En cambio, a Mabel Lozano le sobraba todo. El estampado, la piel morada, los bolsillos de cangurito... Y a Miguel Ángel Muñoz, la corbata azul pavo combinada con camisa por fuera que, eso tiene un nombre y es: terrible. Me dio hasta susto, no tanto como Fonsi Nieto con un trench que amenazaba con abrirse en plan exhibicionista de lo ajustado que lo llevaba pero casi tanto como el tándem Israel Bayón/Rosauro que son como los hermanos Malasombra.. Anda, ahora que me doy cuenta. ¡Vanessa Lorenzo llevaba las mismas gafatas que Valentina, la de los Chiripitifláuticos! Y dónde va a parar Vanessa, mucho más mona, rubia, con botaza, neoyorkina... Y Daniel Écija como el Capitán Tan pero con labios súpercarnosos. A Javier Hidalgo le falta algo así, de labio, digo, porque novia y de Supermodelo, vuelve a tener...

El drama de vivir en la almendra central

Esteticienne, querida, cómo envidio lo tuyo. Lo de vivir en el extrarradio. Yo, hija, con esto de ser pura almendra central, no hay día que no tenga visita. Y con qué perras. Paris se cogió una el martes... Madre del Amor Hermoso... Ya le dije yo: “Paris, cari, que pareces una niña envejecida” y Mum, que es como una urraca cuchicheando por detrás, decía “Porque lo es, porque lo es”. Ay, mira, de verdad. Unos lloros. Unos mohínes. Una tontería. “Así, no, eh?!!!” ya la puse firme. “Mira, Paris, yo encantanda de que te tomes un sunny delight conmigo y unos anacardos porque somos amigas y nos queremos como hermanas –porque a Nicky no la tenemos en cuenta... Que es un poco gorda- pero esto no se lo aguanto yo a nadie, darling. Que te vas a poner mala...” Y ella, otra cosa no, pero como a profesional del photocall no la gana nadie, escuchó mis consejos de íntima y, después de tres horas pintándonos y peinándonos, que nos relaja la vida y los esfínteres, echó un pis y se volvió a bajar al Palace y terminó con sus moñeces. Y tenía razón eh? Tenía razón. Que le sacaron un preservativo en la rueda de prensa. ¿Tú te crees? Hay que tener mal gusto... Y se ofendió porque, a ver, una cosa es que ella enseñe sus tetillas en el youtube que eso no lo ve nadie pero. que a una señorita, vale, envejecita, pero señorita. le saquen un condón y le hagan bromas sobre cómo se lo pone... Mira, ¡que se lo ponga tu madre, Concha Garcia Campoy e Irini Timochenko! ¡Hombre, por favor...! Ya te digo que, Paris, con esto de que tiene memoria de salmonete, o sea, tres segundos de retención, se le pasó en seguida, con su wrap dress de Dianne Von Fustemberg y pintándose en cualquier espejo y/o cristal y/o retrovisor. Pero tiene un pronto, ojo qué pronto... No quería ni wrap ni wrop. Tuve que salir a comprarle unas deportivas y una sudadera en Playlife, dado que es genuinamente americana, y Martina Klein, que estaba allí de dependienta en la inauguración, me atendió divinamente... A veces, Paris, me recuerda la muchacha a la Duquesa de Alba que recorrió la calle Atocha dando puñetazos al aire. Con la melena igual de oxigenada pero con planchas, eso sí. Se lo dije. “Estás igual que Caye” y eso la tocó, la tocó... Y es que Caye está harta de que su novio cueza y no enriquezca, o sea, que no le dé un vástago... Te digo yo que qué vicio. Cuando mum se piró con un cubano rollo Tony Hernández, aquel muchacho que le robaba el gloss a Sara Montiel, le compré un pincho para ganado porque estaba todo el santo día como un conejo y el electroshock me dio unos resultados buenísimos. Se le pasó la cluequez. Eugeñita tiene dos opciones o eso o meter a su madre debajo de un cajón, como a una gallina. Con cluequez, claro. Y a Fran Rivera con ella, si me apuras, a ver si deja de fruncir el ceño, que entre los ojitos juntos, la ceja espesa y la nariz larga es igualito que Alf el alienígena aquel de los 80 pero, con unos relojes Versan ultrasiderales que son la bomba, con minuteros, cronómetros, pantallitas... Y si nos ponemos a enjaular, a Vicky Martín Berrocal le hacían un favor. Me pone mala con su mirada turbia y su bronca o no bronca con su ex. Ay qué rollo. Que si está con Fran. Que si no. Que si Israel Bayón le gritó: ¡¡llevas bolsos de polipiel!!! Que si Maria José Cantudo escupe pelos... La pobre. Los robos. Los nervios. Pero, iImagínate que el que te escupe es Jim Carrey, con esa megaboca... A mí, te digo mi verdad, antes del jueves me habría dado una asco, pero asco-asco, ahora ya no sé qué decirte. Callado y sin muecas, Jimmy, te confieso, es todo un amor. Y con el culo en su sitio, eh? Casi casi un Men’s Health.

Entre estrellas anda el juego

Nico?! Nicolasa?! Oyes?! Estás ahí, Nicolasa??!!! Bonita, cariño, que soy yo, Ana. Que me ha dicho Mummy dearest que me has llamado. Anda salero, que pasaste el otro día por mi portal. Sí, sí. Por el estreno. De “Australia”. Sí. ¿Te ha quedado bonita? Cómo m’alegro, cari. Pues, que no me enteré, reina, que no me enteré. Que estaba liada con el libro de Alfredo Landa, que eso es como un raticida hecho libro y él, no sabrás quién es claro, pero, para que tú te hagas una idea, es como el ángel exterminador pero rechoncho y con los ojos como pulgas, y que, hija, que no me enteré. Estaba enfrascada en mi lectura. ¿Cómo? ¡¿Que te han dicho que me fui a ver a Scarlett?! Mira, qué la gente es mala. ¿Quién te ha dicho eso? ¿Quien? A ver, ¡dime! Paz Vega, como si lo viera... No puedo con ella. No puedo. Y no puedo con los chismes. Qué fácil es criticar. ¿Tú te crees? Se depila la ceja rollo vamp y ya se cree alguien. Chismosa, que es una chismosa. Mona es mona pero, aún la queda mucho para estar como tú. Aún se vislumbra en ella su etapa 7 Vidas y, en cambio, a ti, de Calma Total no te queda ni una peca. Reina, te juro con la mano sobre Chanel que es lo más sagrado, es que me llamó la muchacha al móvil. Scarlett. Sí. Y no sé qué me dio, como lo suyo era solidario, del cáncer, de Sandra Ibarra, que me dio cosa. Y con esos jamoncitos y esa tetilla turgente más, que tú ya sabes que las personas con problemas de sobrepeso me dan pena, y como contigo, las cosas como son, hay confianza, Nicolasa, darling, pues eso, que me fui con ella. Es un amor Scarlett y tiene una voz sugerente, profunda, con temple, parece que se ha tragado a una actriz de los 40, de hecho, le flipa parecer mayor. Demasiado. Además, entre que tú te vas al rancho de Sydney que es como si te fueras a donde Cristo perdió el gorro y entre que estás acompañada de Huck Hackman que, a mí, me molestas teniéndolo a él acolgajado del bracero y, bueno, te mando a freir espárragos o ñame o lo que se fría en Sydney, nena, la verdad, que con tu ajetreo no esperaba que te pusieras así, como una hydra, rollo tus guardaespaldas... No, reina, perdonada quedas. Perdonada. Pero oye, que tú no eres la única que vive por y para el botox. ¿Sí? Ahhh. Pues me pillas haciéndome la coiffeur y botulimizándome viva que yo no sé si, para la próxima me aprieto una latita de berberichitos en salsa americana caducada en el 92, como Cobi, y que me dé un botulismo que me quede tiesa. Es que, te cuento mi verdad. Que estuve en la inauguración de Miu Miu y me quedé muerta. Por todo. El italian luxury que me subyuga. Sub-Yu-Ga. Ay, Nico, si leyeras más biografías destroyer, no tendrías estas lagunas. La de Junior, Pepe Sancho, Landa... Que ¿qué había? Unos bolsos, unos tacones joya, unos tops de pedrería... Me faltaba el aire. A Aldo Gotti, worldwilde director marketing manager de la firma, cuando vio a Ariadna Gil estoy convencida de que también. Ni se peinó. Ella, con su mirada de párpado gordo cree que lo tiene todo hecho. Y no. Menos mal que apareció Nadja Nimri con un abirgo de lana rizada, Laura Ponte con su look Lacroix o Elena Anaya, en fucsia, y se nos pasaron todos los males. A él y a mí. Cómo estaría Nicole, que a puntito estuve de pedirle a Sergi Arola una empanadilla. Es que un frito me da la vida. Y él estoy convencida de que lleva una freidora en la moto. Fríe, conduce y asiste a fiestas. Todo a un tiempo. Me encantan los hombres así. Polifacéticos. Por cierto, ¿el tuyo sigue alisándose el flequillo, ¿no? Hugo Silva también. Lo vi en Otrotipo, party black & white de una revista, y confirmé que es tan atractivo como borde.

Esperando mano sobre mano

Estoy esperando que me llame. Esperanza. Me debe un llacu. Que me tiene qué contar. Qué fuerte. Cómo debió ser aquello. Tiros, sangre, metralletas... Y eso, mira lo que te digo, ella, eso se lo pasa por el forro. Menuda es. Pero, para que Esperanza se ponga un calcetín con sandalia destalonada en color hueso, debió quedar traumada. Traumada. Es mucho lo que ha llevado ella sobre sus espaldas. Mucho. Además, con calcetín nylon que salen unas durezas que pa’ qué. Es que cómo es la vida, adónde le conduce a una. Nunca sabes a qué te vas a enfrentar. Madonna, mismamente, que está con lo de la separación, te engancha al teléfono y despídete del cerrimote de plancha. Hasta a Lorena Bernal en CSI Miami te la pone verde. Y fíjate Paula Echevarría llevando flan de huevo a su suegra a la cárcel. Leche, huevos, ralladura de limón y caramelo Mandarín. Le sale riquísimo. No me extraña que en el concurso Pantene ella tuviera aspecto de llevar hasta un chicle de menta pegado en la melena, dos liendreras y una cáscara de naranja. Aparte de un vestido que ni Carmen Sevilla en el Telecupón. Mostaza y con dos volantes. Horroso. Claro, con la cabeza en otra parte. Enfrentándose a una verdad carcelaria que la supera. Arianne Artiles, en cambio, no tenía excusa. Ni ella ni sus tres pelos lacios. Que, para lacios pero con volumen en las puntas, Flavio Briatore. Departí con él en GQ pero, hija, estaba Alejandro Agag y su tripa y no había sitio para mí. Sólo para su tripa, para el lazo de Anita Aznar, que eso no era un tocado, era un tocado y hundido, y para la Gregoraci, harta como una mona de María José Suárez. Casi le da un revés en pleno escenario. Con la mirada, la estaba colgando de una teta en plena Piazza Navona. Es que no se la puede hacer sombra porque es Supervedette. Me encanta. Ya puede ir con un vestido de arpillera en gris marengo y pegado con belcro, rollo David Delfin, que ella es vedette. Como los Estopa. Estuvieron en los Premios Promusicae. Ya pueden llevar un font du teint en naranja fresquilla y colorete cereza, que los hermanos siempre tienen el cutis verde. Verde manzana. Y el ojito hundido berenjena. Tonos que combinan, evidentemente, pero nada saludables. Por cierto, ¿por qué esta gente de la canción todo se lo echa en el pelo? Rosa, Melocos… Quiero decir: esos cortes son fantasía en tijera y gomina, sin embargo, el vestuario es rollo Flores de Luna, el peliculón de Juan Vicente Córdoba, que en ese estreno había más saber y compromiso que bajo la cupulita de churretes de Barceló en Ginebra. Es decir, les mola el look Pozo del Tío Raimundo años 40 y sin agua corriente cuando, ¡hombre por favor! que estos muchachos se podrían bañar en agüita Perrier. Otra cosa es que la lavadora sea una entelequia para todos. En cambio Doña Letizia, ojo rentabilidad le saca a las prendas. Por favor, hay que decírselo. Cari, esa falda de Lorenzo Caprile rollo mantón otra vez no. Otra vez no. Que no. Punto. Vale, que estemos en crisis, que haya que ahorrar, que el tinte esté fenomenal pero es me parece una fijación loca. Loca. Como yo la tengo con los niños de Naty. Y Luisito Medina, Dios me perdone, por Patricia Conde y ésta, a su vez, por una pashmina violeta denunciable perfectamente ante la ONU. Con lo que es él para la ropa en Scalpers... Por eso, tiene novia, estupenda y rubia de verdad y Patri, teñida, es la amiga tonta con la que ser solidario. O eso, o que, en casa del herrero, cuchillo de palo. Calva estoy de saberlo. Como Pilar Rahola. Y triste, como Mario Vaquerizo. Aún no me puedo creer la muerte de Sussy Pop.