lunes, 15 de septiembre de 2008

Exclusivas a mí

La semana que viene me toca a mí. Tengo ese pálpito. Ivanka ha abierto la veda. ¿Cuántas ricas herederas conocéis que lleven a cabo una labor empresarial que lo flipas y, aunque tengan un cuerpo de escándalo, un pelo divino, una piel que se caga la perra, no son para nada ni frívolas ni superficiales, es más consideran que el color naranja favorece la vida al Dalai Lama y que la leche de soja tratada sin productos biológicos es el futuro del lacteo y de millones de chinos en su arrozal? Evidentemente, Ivanka e Moi. Está de Dios que, en escasos minutos, Hola, nuestra biblia del cuché, caiga en la cuenta y me llame. Adoro a Ivanka. Y ella a mí. Somos tal para cual. Hasta en el detalle más tonto. Por ejemplo, yo también cojo el teléfono con mi stiletto apoyado en una cómoda y el cabello en cascada cual Heidi Lamar girando sobre un sillón de oficina y cuero extragrueso. Luego, mummy echa un poquito de océdar sobre el contrachapado y yo me pongo una mantita eléctrica en la contractura. Y ni que decir tiene que Mum también lleva un moño italiano oxigenado y duerme con la cabeza envuelta en plásticos de embalar y módulos de polietileno. Como Yvanna, su madre. Así no se despeinan. Por cierto, qué reportaje tan espectacular. El de Ivanka, digo. El de Isabel Pantoja que bien podría haber celebrado sus 134º lavados con henna negra, la compra de la 51ª epylady rowenta o el 13º aniversario de sus carillas porque una celebra porque le sale del higo, es de una pereza que yo me dormí sobre las cejas en arco de Kiko, al que su madre define rollo adivinanza. Sí. Rollo: “¿Qué es una cosa verde por fuera y blanca y con pepitas por dentro?”. “Una chirimolla, ¿no?”. Pues ella empieza: “¿Qué es una cosa fea por fuera...?” Y ya no hace falta que siga. Todas tenemos la carita del muchacho en mente. ¿Y qué ni menta a Julián Muñoz porque posa en el hogar donde vivió su amor con Paquirri? Pero si Julián Muñoz ha comido en esa casa más macarrones, que le encantan de cena como sabemos desde su estancia carcelaria, que bulbos pilosos tiene la tonadillera... Mala me pongo, mala. Como Raquel Sánchez Silva en las sobremesas de Cuatro. Mala. No sé si es que la iluminan mal o la pinta y la peina Arantxa Sánchez Vicario, que está descubriendo su cuerpo porque está enamorada y acaba de descubrir que existe el rimmel transparente y la depilación del bigote, pero el caso es que esta muchacha parece una monja con problemas. Pero con problemas gordos como los de Arianne Artiles y Fonsi Nieto. Ella no podía con esas americanas blancas y esos zapatos de punta levantada en hueso y bespuntes como si saliera de fiesta con un grupo de albanokosovares, y él, ese cuellito tieso como un ajo. Total, que se han separado cuando todas sabemos que Fonsi ha estado más tiempo con Pepón Nieto que con ella. A ver, Pepón carece de cuello. Pero es buen actor. El registro de “soy un Pepón” lo domina con los ojitos cerrados. Según Woody Allen, Javier Bardem, ni eso. Que mucho no me afeito porque soy un actor comprometido pero que de Stanislavski sabe tanto como la gallina de Paco Martínez Soria. Qué recuerdos esa gallina, siempe bajo el brazo, dando tipismo y tópico rural... Ahora tenemos a Paqui Peña para ese cometido... Y es total.

No hay comentarios: