martes, 2 de septiembre de 2008

La distancia es el olvido


Qué genio tiene Amy. Está sedienta de venganza. Pero sedienta sedienta. No deja la botella de Chinchón ni el sol y sombra. Dice que en Navidades recicla los envases para cantar El Tamborilero, que Raphael y Natalia Figueroa le flipan, máxime, desde que Naty llevó un vestido túnica verde agua ideal a la boda de su hijo… Vamos, que está disgustadísima. Y cabreada como un mico. Ya no va a cantar la banda sonora de 007. Le hacía a ella una ilusión… Ella que quería ser como Shirley Bassey versión polígono y pegar chufas al servicio doméstico como Shirley Bassey versión Belgravia street… El otro día, que casi se nos ahoga Pete Doherty por cierto, –con agua, a ver con qué si no, si el alcohol para él es como la leche materna-, montó un cirio a la sosainas de Alicia Keys –su sustituta- de no te menees… Lo que salió por esa boca, aparte de un puente… Terrible. Como una fiera. Se puso Amy el dedito en el morro y sentenció: “Por éstas, que mi próximo éxito lo publico yo el mismo día del estreno para jod… el invento”. Fuerte, eh?. Ese dedito no había visto un jabón Lagarto ni en foto. Y es que, sí. Sigo en Inglaterra que, desde aquí, la historia, por ejemplo, del disparo nunca aclarado que sufrió el ex Mister España y la extraña actitud que tuvo el bello coruñés antes y después del incidente según explica la novia transexual de su padre se ve con otros ojos: lejana y carente de interés tal vez. Y qué contaros de las fiestas flower power de Ibiza: Pleistoceno estético y temporal. Aquí, lo que priva es el acid. Servidora, precisamente, es acid. Muero por la colección de camisetas de Henry Holland, el nuevo enfant terrible de la moda británica e hijo natural y albino de Stefano Pilatti e Iván Santos OT. Sus creaciones son únicas y llevan mensajes. Yo le he encargado una que dice: “Me duelen los ovarios y es de aguantarte a ti”, un texto que te viene genial si Keira Knightley, quien, según los tabloides, no se entera ni del NO-DO, pregunta cuánto es 2x2 o si se te acerca Nieves Álvarez y pide consejo sobre qué hacer con su pelo, sin vida, sin matices y sin arreglo. No obstante, cómo es la distancia… Marca precisamente eso, distancia. Mientras que en Madrid me quitaban la vida los trikinis sin presillas de María José Campanario, o la boda de Lecquio y la Palacios en mesones Petit Paris, aquí, me preocupa que la cantante Duffy no tenga un duro pero sí unas caderas que ay por Dios qué caderas o que Jodie Foster rompa con la novia y se quede pelada. Pero, lo que más, los negocios de Eva Longoria y Mariví Beckham. Porque vivo en la City y porque quizás compre acciones. Todo depende de la evolución de sus medias melenas desfiladas. Es decir, si terminan finalmente y como todas esperamos en puntas abiertas y cobrizas. En ése caso, para qué contaros: hay que comprar. Donald Trump es el perfecto ejemplo de cómo una mala cabellera en síntoma de éxito. Lo dice The Sun. Y por seguir dándome pisto, aquí, en Londres, el referente es el ruso Abranovich, quien se nos acaba de comprar el pisito más caro del continente y ni que decir tiene, el bulbo piloso, tísico… A mi vuelta, me cito con Iñigo. Si es que estoy en todo, oyes.

No hay comentarios: