lunes, 23 de marzo de 2009

Con el cuerpo hecho...

Amy???!!! Oyes???!! Amy!!! Está privada. No puede ni hablar. Qué fuerte... Está mala de acostarse. Si es que el cuerpo es muy sabio. Toda la vida acostumbrada a ir chupando los tubos de escape de los autobuses biplanta, oliendo pegamento Imedio y alimentándose de quitaesmalte y ahora, su cuerpo, reacciona. Al oxígeno. Se ha mudado a una casita en la campiña, en Hertfordshire, que en su casa de Camden creo que tenia unos ruido que pa’ qué y, ahora, en Herforshire, el aire puro la está matando. Eso, y que hasta para comprar los muffins tiene que coger el coche. Es lo que tiene vivir en las afueras... El cuerpo es lo que le des. Por ejemplo, ¿Qué haríamos nosotras si un día Hola! dejara de hacer reportajes en África? Que si Elsa Pataky se corta las puntas y vamos a celebrarlo a Nairobi que ponen un ñame frito que da gloria. Que si Carmen Martínez Bordiú utiliza un nuevo champú para cabello extragraso; vamos a África otra vez, ahora a Zimbawe, que la yuca allí está de vicio... Tol’santo día en África... Pues a mí me daría un dengue por seguir con la metáfora. ¿Por qué? Porque tengo el cuerpo y la mente hechos a estos marcos incomparables. Al color kaki, al colorete color fresquilla y a la botita de exploradora. Vería un Hola! con esa carencia y, de la impresión, hiperventilaría como Madonna cada vez que le ve el bigote, el entrecejo, los colores flúor y las medias de rejilla a Lourdes María. Esa niña nos va a llevar por el camino de la amargura. Ya se lo he dicho yo. “Madonna, reina, cómprale a la niña un botecito de Andina”. Está rebelde la chiquilla. Rebelde. Caprichosa. Y Madonna, con Jesús de la Luz entre las sábanas, debería estar católica, no, lo siguiente. Pues, no se haya. Siempre con la patita en alto, por orden de Marc Jacobs para Vuitton, no le llega la sangre al cerebro. Como a Carmen Martínez Bordiú, volviendo la continente negro, con ojitos de buscar y no encontrar. Mirando a la lontananza absorta, abotargada incluso. Esas miradas me dicen tanto de sus dramas interiores... Tanto... El objetivo de una cámara te puede desnudar el alma... Por ejemplo, la de Jaime de Marichar del bracero de Peter Marino y su leggin metalizado de tiro bajo con cremallera oculta nos revela cosas insondables sobre la complejidad del ser humano. Somos un poquito de aquí, de allá, de acullá, como una salsa exótica. Riquísimas por cierto las que Santiago Segura ha creado para su restaurante. Serranito y 69 para Minabo. Todo muy expresivo. Y hablando de expresividad: 1) Total y flipante el concierto de La Tempestad con cantatas de Bach. 2) Podría aprovechar para hacer una perdida a Mónica Naranjo que tiene DVD y estará emocionadísima pero, es que es tan intensa, tan expresiva... Buena chica, la que más, y con tipazo envuelto en látex, pero ojo y oreja lo que se expresa... Nada que ver con Mó Cruz en el estreno de Los Abrazos Rotos y, lo cierto es que no sé de qué nos sorprendemos porque su verdad es esa: no tiene nada qué contar. Amaya Salamanca sí. El por qué de esa pinta. De esa pinta de traca en el estreno del año. Y de ese pelo. Y de ese bolso. Y de ese botín pocahontas. Se le iría la conciencia de espíritu, como a Ana García Obregón confesando que, con dos filmes más como Bolero, a ella como a Pe le habrían dado un Oscar. Otra que toma litio para los nervios...

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